Podríamos decir que hay cuatro ámbitos donde pueden ser útiles: en el análisis de la realidad sociopolítica; en la elaboración de políticas públicas, en la mejora del funcionamiento de las organizaciones; y a la hora de comunicar. Veámoslo.
Entender la realidad sociopolítica
Estamos muy acostumbrados a analizar la política desde el eje izquierda-derecha. A menudo entendemos la política como la contraposición de dos bloques, con sus respectivos extremos, que luchan por el poder. A veces, desde una mirada más académica, sintetizamos estas luchas como una contraposición entre los partidarios de la libertad y los partidarios de la igualdad.
Por otra parte, en la esfera más social, acostumbramos a resumir la información sociodemográfica, refiriéndonos a grandes ejes descriptivos de perfiles con circunstancias y necesidades vitales diferentes: clase social, nivel de formación, edad y género.
La mirada que ofrecen las cosmovisiones sociales plantea que a estos indicadores hay que añadir el del marco interpretativo y sistema de valores que expresan estas cosmovisiones, es necesario, pues, añadir a la lista un nuevo eje de análisis social. Pero, además, desde un punto de vista político se plantea que estos marcos cognitivos tienen hoy mayor peso que la contraposición izquierda-derecha para explicar y entender qué está pasando en la política actual, que podríamos resumir como el resultado de las tensiones entre las tres cosmovisiones socialmente más relevantes (tradicional, moderna y posmoderna) que no se revelan explícitamente como tales, pero que articulan las diversas miradas y discursos que encontramos en cualquier parlamento de una democracia occidental.
Tomemos, por ejemplo, el tema de la inmigración y su tratamiento político, que nos servirá para ilustrar también el resto de aplicaciones de las cosmovisiones. Observamos tres tipos de discursos y aproximaciones «habituales»: los que giran en torno a la defensa de la comunidad autóctona, de la protección de su identidad y esencias ante el fenómeno migratorio; los que giran sobre el impacto económico, subrayando la aportación a la economía de los trabajos que asumen los inmigrantes y su contribución a las pensiones y a la seguridad social y al mismo tiempo los costes que representan por el sistema de bienestar y los servicios sociales; y, finalmente, encontramos discursos y miradas que subrayan los derechos de las personas inmigradas y los beneficios de las sociedades diversas y multiculturales y la necesidad de la acogida en un mundo globalizado y lleno de injusticias.
Estos tres posicionamientos se corresponden, respectivamente, con la cosmovisión tradicional, la cosmovisión moderna y la posmoderna. Tres formas de entender qué es lo más valioso y hay que tener en cuenta a la hora de actuar políticamente. Tres formas con su coherencia y lógica internas que la mirada de las cosmovisiones nos revela y explica con más precisión que una apelación a la contraposición entre igualdad y libertad, que hoy resulta poco útil.
De hecho, la intuición de que hay valores y formas de entender la realidad que podríamos llamar prepolíticos, pero que son fundamentales para explicar las decisiones de los votantes e, incluso, sus emociones, está cada vez más presente cuando se hace referencia a las «guerras culturales» que azotan las actuales democracias poniéndolas en riesgo por su efecto sobre la cohesión social. Así se aborda a menudo, por ejemplo, la situación política en Estados Unidos, pero, de nuevo, la mirada acostumbra a seguir el esquema de antagonismo entre dos bloques, en este caso, el liberal y el iliberal representado por Trump. Aplicar la mirada de las tres cosmovisiones con sus lógicas supone un salto analítico que nos ayuda a entender por qué se contraponen, cómo se tensan y, sobre todo, cómo conseguir puntos de encuentro que favorezcan la cohesión social y sociedades más maduras.
Mejorar la política, mejorar las políticas
La posibilidad de entender mejor las necesidades y expectativas de la ciudadanía, y las dificultades para ver de entrada las cosas de la misma manera, deberían ayudar a conseguir puntos de encuentro entre las diferentes formaciones políticas que reflejan las cosmovisiones en sus posicionamientos políticos sin ser conscientes de ello. Incluso la negociación es más fácil cuando es más clara y explícita la lógica de evaluación de las políticas públicas que se sigue de acuerdo con un marco cognitivo y un sistema de valores reconocidos.
Más allá del debate político, reconocer las diversas demandas y prioridades de los vecinos y las vecinas de un municipio, de un país, entender sus reacciones y expectativas, contribuye a un mejor diseño de políticas públicas, más eficaz a la hora de obtener resultados. Y, como ya se ha dicho, esto depende más de la cosmovisión que se tenga, que de la clase social, nivel de formación, edad o género.
Volvamos, por ejemplo, al fenómeno de la inmigración y a las políticas públicas que se vinculan. Habrá que tener en cuenta que estas políticas deben abordar, básicamente, tres grandes ámbitos de intervención. Lo que hace referencia al impacto cultural e identitario sobre la comunidad receptora; lo que debe dar respuesta a las necesidades económicas y buscar el máximo provecho material del fenómeno; y lo que debe abordar la acogida y las necesidades de reconocimiento de las personas migrantes. Las acciones en estas tres áreas seguramente no serán coincidentes, en algunos casos incluso se pueden plantear en términos contradictorios, pero sólo unas políticas públicas capaces de abordar estas tres dimensiones contarán con suficiente apoyo social, y superarán la contraposición entre cosmovisiones.
Conocer qué espera la ciudadanía de cualquier actuación pública, y cómo la entiende, sin duda es útil y necesario más allá de este ejemplo sobre la inmigración. ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de hacer políticas de mitigación del cambio climático para incluir a todos y conseguir la máxima eficacia? ¿Qué hay que valorar y conseguir cuando hablamos de economía, de seguridad, de políticas de igualdad, o participación? Cada nivel económico, cada edad, cada nivel de formación… ¿tendrá visiones diferentes? Es posible, pero no siempre. Cada cosmovisión, sin duda, sí. (Vale la pena remarcar que uno de los ámbitos donde la investigación científica ha demostrado más la conexión entre cosmovisiones y reacción a políticas es con relación a la lucha contra el cambio climático.)
Mejorar la organización
Las cosmovisiones también están presentes en las organizaciones y, por lo tanto, en las administraciones públicas. Y no es sólo que los trabajadores, los servidores públicos, tengan sus valores y miradas, sino que la propia organización las fomenta en una determinada dirección.
En el ámbito empresarial el análisis del impacto de las cosmovisiones ha sido bastante analizado por Frederic Laloux (Reinventar las organizaciones, ed. Arpa) que nos descubre las tipologías de organizaciones y cómo se estructuran y buscan sus objetivos de acuerdo con las cosmovisiones. En el ámbito de un ayuntamiento, o de un gobierno, este trabajo está por hacerse y, probablemente, resulte más complejo atendiendo a la multiplicidad de objetivos que aborda una administración pública.
Sin embargo, es posible observar patrones en la manera de encarar los retos y de actuar de diferentes concejalías o departamentos. Cada una de estas estructuras responde a una «misión fundacional» íntimamente ligada a la cosmovisión dominante en el momento en que se creó. Es esperable que la organización de una concejalía de interior o de hacienda no responda a los mismos valores e implícitos que una concejalía de participación o igualdad. Y los propios funcionarios acabarán identificándose con esta visión ya sea por el sesgo de selección de entrada, o porque se van ajustando a medida que trabajan en ella. Descubrir la existencia de las diferentes cosmovisiones en la organización ayuda a superar las contradicciones que a menudo se observan entre políticas originadas en departamentos diferentes, pero que, sobre el papel, buscan abordar la misma problemática. Contradicciones, malentendidos e incoherencias que dificultan abordajes transversales, dentro de la administración, e integrales hacia afuera.
Si volvemos al ejemplo de las políticas sobre inmigración, una intervención policial no debería poner en riesgo las actuaciones de servicios sociales; o una política educativa dirigida a las familias migrantes no debería verse limitada por una política desarrollada desde la concejalía de hacienda o el registro de empadronamiento, o quedarse en la escolarización de los hijos pero sin abordar la integración cultural de los adultos. La coherencia y mirada global requiere darse cuenta de las prioridades que se persiguen desde estos diversos ámbitos, que se toman por normales y exigibles, pero que resultan miradas parciales y limitadas del mundo –que las cosmovisiones captan–, impidiendo abordarlo con todo el potencial transformador que se espera de la administración.
Comunicar: empatizar, valorar, expresar
Incluso cuando estamos de acuerdo con otras personas en la necesidad de una acción es muy posible que el razonamiento para defenderla no coincida y ponga de relieve valores diferentes que nos resultan esenciales a unos, pero que son secundarios, o simplemente no se acaban de captar, por otros. Las cosmovisiones actúan como filtro cognitivo y hacen que algunos valores nos resuenen más o que podamos seguir un tipo de argumentos, pero no otros.
Más allá de la mercadotecnia y la retórica de los discursos, los mensajes pueden conectar más o menos con la ciudadanía dependiendo de si tienen en cuenta sus necesidades y expectativas. No se trata de vender nada, sino de valorar aquello que es relevante desde cada mirada. Por ello, no se trata de tener «la razón», sino de comunicar «las razones (múltiples)» que pueden hacer que el máximo de gente entienda y apoye unas políticas.
Por ejemplo, volviendo al fenómeno migratorio, no es lo mismo abordarlo defendiendo que «la diversidad siempre es buena» o «que pagarán nuestras pensiones» en sendos discursos separados o incluso contradictorios, a expresar conjuntamente porque una determinada política puede contribuir a que la inmigración refuerce una sociedad, favoreciendo su crecimiento económico, fortaleciendo los vínculos con otros lugares y culturas del mundo, pero al mismo tiempo sin ocultar los posibles riesgos de afectar a la identidad tradicional autóctona y ofreciendo fórmulas para minimizarlos.
En resumen, más cohesión social, más madurez política
Estos son los objetivos principales que la mirada de las cosmovisiones sociales puede contribuir a conseguir, con herramientas concretas y aplicadas, a la vez que plantea la necesidad de que el crecimiento personal y el desarrollo de la conciencia lleguen a la agenda política porque estas cosmovisiones no son fijas y la evolución personal, sin duda, también tiene un impacto político.
Jaume LÓPEZ
Doctor en Ciencia Política – Universidad Pompeu Fabra
Barcelona
Artículo publicado originalmente en la Revista RE num. 119, edición catalana