
Un día hubo un incendio en la selva y los animales huían del fuego despavoridos. De repente, un colibrí, que volaba con energía, echaba agua de su pico sobre el fuego. Otro animal al darse cuenta le gritó: «¿No ves que no apagarás el fuego con tu pico?», y el colibrí le respondió: «Yo estoy haciendo mi parte».
Como todas las fábulas, nos hace reflexionar y hoy, la reflexión no debe ser blanco o negro, sino que nos enfrenta al reto de ver distintos matices.
¿Qué significa hacer mi parte?
Seguro que cada circunstancia es diferente e incluso es discutible qué es más acertado, pero al «hacer la parte que nos corresponde» existe una actitud de vida, la de quien no se detiene, la de quien se siente parte de la solución. Hacer nuestra parte es estar disponible, es ponernos en camino, no quedarse quieto, ser parte de la solución, reconocer las ideas de los demás y entre todos hacer una voluntad.
La situación de cambio de vida en la que estamos sumergidos es una oportunidad para «hacer nuestra parte», muchas veces tan aparentemente insignificante como el agua del pico del colibrí. Pero el tema va en la convicción de estar donde se necesita, de saber que solo podemos hacer una parte y creer que otros también harán su parte. Pero no es suficiente, porque hacer nuestra parte, aunque sea necesaria, puede cerrarnos. Puede ocurrir que yo piense o sienta que mi parte es la única o la que todos deberían hacer, que yo tenga una mirada de la realidad y no considere que hay otras.
Otra pista para una sana manera de situarnos es no juzgar a los demás y buscar la comunidad, hacer red.
No juzgar es un trabajo muy intenso, porque requiere creer positivamente en los demás, confiar en que cada uno tiene una voluntad que debemos considerar. Pero es necesario entenderlos y hacer un plan, ya que nadie puede hacer nada solo.
Todo es incierto y nadie tiene toda la información y los liderazgos se diversifican, yo mismo puedo ser el líder que no era o ayudar en una buena idea de otro. Hay que poner nuestra parte y crear red para hacer vínculos que ayuden a la construcción del bien ser. La palabra «red» es potente, debemos entender y aprender que es una forma de funcionar que requiere iniciativa, para hacer o para sumar. La iniciativa no se improvisa.
Pero todavía hay un tema más: escuchar y estar disponibles para avanzar y retroceder tantas veces como sea necesario, porque ahora sí, lo importante es el camino.
Vivimos un maravilloso momento nuevo, incierto, pero que entusiasma mucho, donde hay mucho que empezar y la disponibilidad que salga bien está en el interior de cada uno. ¡Adelante pues!
Elisabet JUANOLA SORIA
Periodista
Santiago (Chile)
Este artículo fue publicado en la revista RE nº 104, edición en catalán, en octubre de 2020