Capacidad de pensar para avanzar

Capacidad de pensar para avanzar

Previo a pensar y escribir hacia dónde nos lleva la Inteligencia Artificial, actualmente gran tema de debate por sus avances y cambios significativos, hay que detenerse para ver otros tipos de inteligencias, ya que todas parten de la inteligencia humana. Sin ésta más originaria no hubiera habido ningún tipo de evolución porque la inteligencia humana es la precursora y la que ha permitido las diferentes inteligencias.

«Ya desde pequeño, hay que aprender a pensar,
no de cualquier manera, sino a pensar bien.»
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Al referirnos a la inteligencia humana tratamos sobre la natural, que a lo largo de la historia se ha definido de diferentes maneras, ya que no tiene una definición única. Es la capacidad de aprendizaje, de razonamiento, de pensamiento crítico, de reflexión, de voluntad… Es un proceso que posibilita la facultad de analizar, de síntesis y de comprensión. Permite el desarrollo cognitivo según la edad. Forma parte del propio ser, es como el aire que respiramos, aunque no nos demos cuenta.

La inteligencia humana está incorporada en el cerebro humano y, si no hay ninguna atrofia o daño, permite adentrarnos en las realidades más profundas del ser humano. En el libro Mi cuerpo, la mayor maravilla del mundo del biólogo André Giordan, presenta el inventario del cuerpo humano para darse cuenta de los increíbles mecanismos que integran nuestro cuerpo. Describe el cerebro humano como una dirección general encargada de coordinarlo todo: «Cada segundo se envían millones de mensajes nerviosos y de los órganos de los sentidos al cerebro. Cien mil kilómetros de ‘cables’, las fibras nerviosas incluidas en los nervios, son necesarias para transmitir las informaciones, contando sólo con respecto al cerebro.» Darse cuenta de la función del cerebro que trabaja a un ritmo vertiginoso hace pensar en la propia inteligencia, ya que cada conducta humana, cada experiencia, cada respuesta, cada actitud y la propia forma de pensar tienen una base neurológica que es el resultado de la actuación de las diferentes áreas cerebrales.

El cerebro humano siempre está evolucionando y son muchos los factores que lo condicionan: el entorno, la naturaleza, el cambio climático, el país, la familia, las enfermedades… La inteligencia tiene la capacidad de ordenar los pensamientos y coordinarlos con las acciones. Posibilita la capacidad de pensar, de razonar… Todo ello ayuda a discernir para tomar decisiones y actuar. La inteligencia humana tiene la capacidad de crear y de desarrollar la creatividad. Tiene la capacidad de memorizar porque tenemos la propia memoria que es como un ‘disco duro’ para recordar, para olvidar, para borrar, para proyectar…

Diferentes tipos de inteligencias

Entre otros resalto, la teoría de las inteligencias múltiples alrededor de 1980, del psicólogo norteamericano Howard Gardner, que cuestionó el concepto tradicional de la inteligencia, ya que el ser humano no tiene una sola capacidad, sino múltiples. Cada persona tiene unas inteligencias más desarrolladas que otras y por ello, es importante el aprendizaje para desarrollarlas. Gardner define la inteligencia: «Como un potencial capaz para procesar información y resolver problemas» y considera que tiene un componente genético y sobre todo la influencia del entorno, de las experiencias y de la educación recibida. La propia realidad potencia cada una de las inteligencias.

«La inteligencia humana tiene la capacidad de crear y de desarrollar la creatividad.»
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En concreto, describe ocho inteligencias. Hay dos inteligencias llamadas convencionales: la lingüística y la lógica matemática. Hay tres inteligencias artísticas: la musical, la espacial y la corporal-cinestésica. Dos inteligencias llamadas personales: la interpersonal y la intrapersonal, y la última, la octava, la naturalista. Las inteligencias, tanto interpersonal como intrapersonal, están muy relacionadas a la inteligencia emocional. En una ocasión, el psicólogo Gardner decía: «Lo que necesitamos no son más personas con una inteligencia elevada o de inteligencias múltiples, lo que necesitamos son personas que usen sus inteligencias para un fin de bien.» Este es el gran reto humano porque la persona tiene el deber de hacer el bien y todo lo que está a su alcance debe hacer un buen uso consciente del sentido ético.

La educación juega un gran papel en el proceso de formación desde la infancia hasta la universidad. Por este motivo hay que hacer nuevos replanteamientos por una pedagogía acertada ante tanta complejidad, cambios y contradicciones. Educar es una tarea en la que todos, ciudadanos y gobiernos, deberían estar implicados. Sorprendentemente, cada vez el aprendizaje se trabaja desde una mirada más amplia e integral que contempla la persona entera, es decir, la cabeza, el corazón y el cuerpo, que debe evolucionar de manera conjunta.

Ya desde pequeño, hay que aprender a pensar, no de cualquier manera, sino a pensar bien. El filósofo Jaume Balmes (1810-1848) en su obra El Criterio resaltaba que el pensar bien debe aprenderse y ejercerse. Destacaba la importancia de pensar bien para afianzar el criterio, destacando las dificultades que puede traer el pensamiento cuando no se ejercita adecuadamente.

En la trayectoria del aprendizaje, a lo largo de toda la vida, son esenciales las emociones. Es decir, la inteligencia emocional que se ha relacionado en diferentes ámbitos como en el del rendimiento escolar, el coeficiente de inteligencia y la felicidad. Los componentes de esta inteligencia emocional dejan conocer las propias emociones y cómo saber gestionarlas, así como reconocer las emociones de los demás para poder establecer vínculos. Daniel Goleman, psicólogo norteamericano, es el impulsor, en 1995, de la publicación Inteligencia Emocional.

En este recorrido intelectual y emocional, también interviene la dimensión humana de la interioridad que cualquier persona puede desarrollar. Todos podemos hacer este viaje hacia el interior que es fuente de creatividad, de libertad… Esta mirada hacia adentro complementa la propia personalidad. El filósofo Torralba escribía en un artículo en la revista RE: «En la vida cotidiana, el cultivo de la inteligencia espiritual es muy útil. La inteligencia espiritual nos hace más abiertos y permeables. Una persona espiritualmente inteligente tiene una enorme capacidad de conexión con todo lo que existe, es capaz de intuir los elementos que unen, lo que subyace en todo el mundo, más allá de las individualidades».

Hay que avanzar de manera holística para que las diferentes inteligencias se complementen y nos preparen para los grandes cambios, para saber comprender todo lo que llegue de forma artificial sin perder el norte ni el humanismo.

Assumpta SENDRA MESTRE
Directora Àmbit Maria Corral
Barcelona, España
Artículo publicado originalmente en la Revista RE num. 121, edición catalana, en enero 2025

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