¿Se repite el siglo XX?

¿Se repite el siglo XX?

Fotografía: PNGTREE

Escribo estas líneas cuando millones de hombres y mujeres temen en lo más profundo de sus corazones el retorno de la extrema derecha al poder en Europa, Estados Unidos y América Latina. Luciría que el siglo XXI imita al siglo XX en sus procesos políticos, ya que justo hace cien años el fascismo tomaba el poder en Italia y luego en Alemania, conduciendo al mundo entero a una guerra que concluiría luego de decenas y decenas de millones de muertos y las detonaciones de dos armas nucleares sobre ciudades japonesas.

Siempre el futuro es incierto. Hace cinco años no pensábamos que una pandemia enclaustraría a la humanidad por muchos meses, tampoco que habría un intento de golpe de Estado en Estados Unidos dirigido por su presidente, menos que Europa viviría una guerra en su territorio y ni imaginábamos los miles y miles de muertos palestinos y la destrucción física de la Franja de Gaza, luego de un brutal ataque contra la población israelí del grupo Hamas.

¿Qué ocurrirá antes de terminar esta década que desde el presente no podemos prever? Una cosa es no poder adivinar hechos concretos, pero sí entender los procesos económicos, sociales y políticos que viven los pueblos y el mundo, y advertir sus consecuencias a grandes trazos.

Volviendo a los ejemplos mencionados: hace décadas se señaló que la intromisión de los seres humanos en ecosistemas diversos nos vincularía con virus que dañarían la salud humana; los discursos autoritarios de Trump movilizaron a grupos fanatizados a hechos de violencia antes de enero del 2021; el golpe de Estado del 2014 en Ucrania y la presión de la OTAN para alinear dicho país en contra de Rusia suponía una respuesta de Putin; y una vez constituido el gobierno de ultraderecha con Netanyahu a la cabeza (diciembre del 2022) era cuestión de tiempo un genocidio como el actual, sobre todo con un Hamas esencialmente agresivo contra Israel.

Ahora que enfrentamos el ascenso de liderazgos políticos que denominamos en conjunto como la extrema derecha, que tienen agendas nacionalistas chovinistas, discursos misóginos y homofóbicos, propuestas agresivas contra los migrantes y los sectores más pobres de sus respectivos países, que buscan desmontar los sistemas educativos, de salud y jubilaciones que cubren a toda la población, y que rechazan la ciencia y difunden bulos y teorías conspiranoicas, nos debemos preguntar cómo llegamos a este punto. Y todavía más relevante la pregunta de por qué estas propuestas han reclutado el voto de mayorías crecientes, tanto entre gente de edad madura, como en los jóvenes, y las clases medias, aprovechando precisamente la democracia para propiciar su desmantelamiento.

Hace un siglo Mussolini alcanzó el poder en Italia (1922) mediante mecanismos constitucionales con cierto grado de democracia y, una década después, en Alemania (1933) con semejantes procedimientos lo hizo Adolfo Hitler. Y en ambos casos los factores económicos jugaron un papel importante, tanto el Tratado de Versalles (1919), como el Crac de la bolsa de New York (1929), que afectó a la economía de todo el mundo. En ese escenario no podemos olvidar el impacto político que tuvo a escala planetaria el triunfo de la Revolución Soviética (1917) que impulsó, sobre todo en Europa, el ascenso de los diversos sectores socialistas, anarquistas, comunistas y sindicales motivados por el triunfo de una revolución anticapitalista a la manera que lo hicieron Lenin y los bolcheviques.

Lo que ocurre en la actualidad tiene como gran antecedente económico y político la expansión del neoliberalismo (definido como la reducción del tamaño del Estado y la privatización de la mayor parte de la economía nacional, desregularizando la actividad financiera y dejando la protección social bajo la responsabilidad de los individuos) que surgió con fuerza bajo los gobiernos de Thatcher y Reagan en los años 80 del siglo pasado y paulatinamente penetró en todo el sistema económico occidental.

Las convulsiones que generó ese modelo en muchos países de América Latina, África y Asia, ahora llegan a Estados Unidos y Europa. Las respuestas fueron diferentes a las actuales europeas, en algunos casos ganaron elecciones fuerzas políticas de izquierda (Chávez, Evo Morales o Lula) mediante elecciones, en otros escenarios movimientos integristas religiosos (Talibanes, Al Qaeda, Hamas) ganaron fuerza mediante acciones armadas, pero no olvidemos también la llamada Primavera Árabe (2010-2012), y en todos los casos se generalizaron apelaciones ultranacionalistas para enfrentar los efectos del neoliberalismo.

Gravita sobre ese escenario la desaparición de la Unión Soviética (1991), interpretada por Fukuyama como el fin de la historia, ya que el orden mundial quedó en manos de Estados Unidos y sus socios menores europeos, aunque iniciando el siglo XXI surgen con fuerza China e India como competidores de ese auto pretendido foco hegemónico de la economía, la tecnología y la política global.

Frente al desplome de la calidad de vida de los sectores más pobres y las clases medias, la penetración intensa de capitales foráneos y la disolución de los estilos de vida tradicionales, surgen liderazgos extremos (de derecha, izquierda, integristas y chovinistas), que sin corregir las causas del problema, buscan el poder para establecer regímenes que reduzcan el Estado de derecho y minimicen aún más la capacidad del Estado para generar equidad social y económica. Se apoyan en discursos violentos y de odio contra minorías, que lamentablemente calan en las emociones pero que no son capaces racionalmente de justificar la forma en que resolverán los problemas, por tanto son tendencias que despolitizan a la población, las enajena de la solución de sus verdaderos problemas y benefician a los causantes de la crisis: los dueños de los grandes capitales.

¿Cuánto poder alcanzarán esos movimientos de extrema derecha? ¿Qué efecto tendrá sobre el bienestar de la población, la calidad de la democracia y el respeto de los derechos humanos? ¿Cuál es el futuro del modelo neoliberal visto los graves daños que ha provocado? Son preguntas que debemos responder entre todos si queremos un siglo XXI diferente al XX.

David ÁLVAREZ MARTÍN
Filósofo
Santo Domingo, República Dominicana
Julio de 2024

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