Amar la Historia

Amar la Historia

Foto: Javier Bustamante

 

Muchas veces la Historia, es la historia del otro, de lo otro. De ese otro que también soy yo. Cuando queremos comprender la realidad desde su enfoque histórico, surgen infinidad de cuestionamientos: por qué, cuándo, dónde, qué sucedió, para qué todo esto, se podía evitar… Preguntas que sirven para marcar una distancia que nos permite enfocar la realidad, pero que a su vez, tienden lazos emocionales entre sucesos históricos y yo. Y, por más remota que pueda ser esa Historia, se convierte en algo personal al acercarme a ella.

La Historia de la humanidad, del planeta, del universo, es mi historia. Mientras más la conozca, más amaré todo aquello que ha sido fuente de mi existencia, por más deseable o indeseable que haya sido. Gracias a cada acontecimiento, sucedido en su justo momento y lugar, estoy ahora aquí. Amar la Historia por el simple hecho de que ha sido como fue.

Esta es la conclusión de la última historia del libro 22 historias clínicas –progresivas– de realismo existencial (Edimurtra: Barcelona, 1985). El texto que nos ha acompañado durante más de veinte entregas de esta sección de Historia. A través de los más de 22 capítulos que lo componen, hemos mirado la Historia desde el enfoque de las historias de vida que su autor, Alfredo Rubio de Castarlenas (Barcelona, 1919-1996), nos ha transmitido.

Las últimas páginas del libro recrean una conversación entre tres jóvenes que, a pesar de hablar el mismo idioma, por haber nacido en diferentes lugares, no se entendían del todo. No se entendían a nivel intelectual o cultural, pero sí a nivel profundo porque había estima entre las tres personas. Plutarco, Daría y Gimena comenzaron hablando sobre los distintos sentidos de las palabras y de cómo en cada país querían decir cosas diferentes. Esto, cuando lo llevaban a conversaciones complejas, creaba distancias y desacuerdos. Sin embargo, se daban cuenta que esta barrera ideológica se superaba porque había algo más hondo que los unía: el amor, el afecto, la simpatía…

En algún momento de la conversación Daría expone: “Cierto que sí nos queremos, nos entendemos y nos llegamos a saber tal cual somos. Pero querer, quererse, es una cosa muy seria. ¿Cómo sin entender a una persona, sin conocerla en realidad por tanto, puedo empezar a quererla? Y si temo empezar a quererla, porque no sé en verdad como es, ¡nunca podré llegar a conocerla! No puedo amar lo que no conozco me han dicho en el aula”.

En la última oración de este diálogo está la semilla de lo que Alfredo Rubio quería transmitir a través de esta historia didáctica: ¿Podemos amar lo que no conocemos? Y trasladado a nuestra reflexión podríamos cuestionarnos, ¿podemos amar eso otro que es la Historia? ¿Podemos amar a esos otros y otras que son parte indispensable de la Historia que me ha originado? ¿Podemos amar el universo tal y como es?

A Daría “le han dicho en el aula” que no puede amar lo que no conoce. Lo cual ya es un aliciente para emprender la aventura del conocimiento. Pero es necesario romper el círculo de desconfianza y miedo que no nos deja amar sin conocer. Plutarco, hablando de su relación con Mariella, confesó: “sé que cuanto más ame más iré descubriendo la realidad amable de lo que amo”. Mariella le preguntó: ¿Y quién te dijo que yo era digna de que me quisieras?” A lo que Plutarco concluyó: “Tus amigos, la gente. Y… quizá te diría que para ser digno de amor, basta casi sólo con existir… con existir realmente”.

Ser digno de amor por el sólo hecho de existir. He aquí una de las aportaciones trascendentales del realismo existencial. Para Alfredo Rubio, la persona es por naturaleza libre, inteligente y capaz de amar. Si es capaz de amar, también lo es de ser amada.

Trasladado este principio a la Historia, esta es digna de ser amada. Es decir, aceptada tal y como es. Aunque no la conozcamos del todo o, precisamente, para ir conociéndola mejor. Quizás esto es lo más difícil: aceptar la Historia tal y como ha sido, ya que implica aceptarnos tal y como somos, productos vivos de esa Historia. Seres cambiantes, pero conformados por un pasado que no se puede cambiar.


ÁREA DE HISTORIA

Universitas Albertiana
Barcelona, España
Agosto de 2024

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