Escuchemos a nuestro cuerpo

Escuchemos a nuestro cuerpo

Fotografía: Anna Maria Ollé

Por Damián DE JUAN. Entrevista realizada a Alfons Molina. Terapeuta Manual. Especialista en terapia sacrocaneal.

— ¿Habla el cuerpo?

— Para que haya escucha es necesario un emisor y un receptor que estén sintonizados. El cuerpo es un órgano sintiente en el que se representan todas nuestras vivencias, nuestras emociones. En sus tejidos se almacena la información de cómo nos relacionamos con nuestro entorno y con el resto de los humanos.

Aquí ya tenemos un emisor que tiene historias que contarnos.

— Y ¿dedicamos tiempo  a escuchar esas historias?

— Hemos separado demasiado la mente del cuerpo, inseparables en el mundo de las sensaciones. En muchas ocasiones estamos con nuestros sentidos atentos a los estímulos externos y pasamos por alto las sensaciones del cuerpo en un simple juicio de «me gusta, no me gusta o me es indiferente».

— ¿Estas sensaciones se quedan con nosotros?

— Cualquier actitud que adquiramos en nuestras rutinas diarias se representa en todos los tejidos del cuerpo. El organismo se prepara para estar lo más coherente posible con nuestra mente y se adaptará a todo aquello que sea necesario. Se estirará o se encogerá en función de la forma de procesar la experiencia. Si la experiencia ha sido muy intensa, el registro se implanta con más fuerza en los tejidos creando restricciones en la movilidad que afectarán a la función de los órganos.

— ¿Quién es el receptor que capta la información que da el cuerpo?

— El principal receptor somos nosotros mismos, somos los primeros que sentimos las variaciones que se presentan en nuestro cuerpo que muchas veces pasan desapercibidas por no ser conscientes de estas posibilidades. Otro receptor puede ser cualquier persona que nos observe; un amigo, un familiar o nuestro terapeuta.

— ¿Qué requisitos son necesarios para favorecer una escucha atenta del cuerpo?

— La actitud de las personas que escuchan a otra ha de ser abierta y con el menor juicio posible. Sólo se trata de escuchar y acompañar a la persona en su camino, que no es el mismo que el nuestro, puede que similar, pero nunca igual.

Yo, como terapeuta, en mi trabajo me dedico a la escucha de las respuestas del cuerpo, de los pequeños movimientos que éste hace. Tengo plena confianza que nuestro organismo es tan sabio que cuando se encuentra en desequilibrio, sabe buscar el camino para recuperarse.

— ¿Y cuando no encuentra el camino?

Fotografía: Javier Bustamante
Fotografía: Javier Bustamante

— En aquellos casos en que la recuperación precisa de ayuda hablamos de estados patológicos o enfermedad, ya que el organismo no siempre tiene la fuerza suficiente para sanarse a sí mismo. La técnica que aplico en mi trabajo, terapia craneo-sacral, se basa en seguir los leves movimientos del organismo acompañándolo y facilitando su búsqueda en la restitución del equilibrio en el cuerpo. Es un trabajo muy suave, con muy poca presión en los tejidos del cuerpo. Cuando el organismo no se siente amenazado, nos permite observarlo y acompañarlo. Esto le imprime una fuerza que le ayuda a reaccionar para salir del estado de estasis en el que se encuentra, empezando a producir cambios que generarán una cadena de reacciones fisiológicas en el cuerpo.

— ¿Se trata de un diálogo?

— Sí. En definitiva es como escuchar atentamente a una persona que te cuenta sus problemas. Si la persona se siente escuchada irá contando abiertamente y es posible se dé cuenta por sí misma de la solución a su problema. Y si realmente estamos escuchando, sabremos hacer ese pequeño comentario que haga reflexionar a la persona. Este comentario en la escucha de los tejidos del cuerpo puede ser un pequeño empujón que estimule el movimiento en la zona con restricción.

— ¿Quién escucha al terapeuta?

— Como terapeutas que trabajamos con personas, es importante aplicarnos a nosotros mismos estos procesos de escucha para poder experimentar los resultados que da el simple hecho de poner atención a las sensaciones y ver cómo, con la atención y permitiendo el libre movimiento, nuestro cuerpo busca por sí mismo el punto medio de equilibrio.

— ¿Todos podemos practicar la escucha atenta del cuerpo?

— Independientemente si uno es terapeuta o no, si ponemos la atención en las sensaciones del cuerpo con una actitud relajada y permitiendo que realice los movimientos que de él surgen libremente, esto nos ayudará a tener una mayor consciencia de nosotros mismos, sin entrar en el autocentramiento excesivo, ya que veremos que no podemos sentirnos a nosotros mismos sin sentir a aquéllos que nos rodean.

Damián DE JUAN
Madrid

 

 

 

 

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