El entusiasmo: Confluencia de libertades

El entusiasmo: Confluencia de libertades

Del desencanto al entusiasmo
Iniciar un artículo sobre el entusiasmo hablando de desencanto, puede parecer contradictorio. Sin embargo, el desencanto puede ser un buen punto de partida para generar el entusiasmo necesario para sobrellevar estos tiempos convulsos, que amenazan con anclarnos en la desesperanza. La diferencia entre encantar y entusiasmar, tiene que ver con la capacidad de captar la realidad y asumirla. Es por esto que digo que para entusiasmarse es importante haberse desencantado. Es decir, dejar de lado o superar aquello que nos impide ver la realidad.

El diccionario define desencanto como el resultado de deshacer un hechizo, también como la decepción de la admiración o expectativas. Sus sinónimos son decepcionar, defraudar y desilusionar.

El verbo encantar, se relaciona con el de embrujar. Encantar tiene una connotación de engaño, de no tocar de pies al suelo; de no captar la realidad.

Al otro lado del binomio, tenemos la palabra entusiasmo, que la RAE define como una exaltación del ánimo, un fervor interior que parece venir de alguna fuerza superior a la nuestra. La palabra, viene del griego enthousiasmos: inspiración divina, arrebato, éxtasis. La raíz la encontramos en entheos: en + theos; el que lleva a dios dentro.

Decían los clásicos que el entusiasmo era una cualidad de los dioses Era llevar a dios en el interior de uno mismo. Cuando una persona deseaba emprender una acción, que le surgía de su interior y los dioses estaban de su parte… esto producía una fuerza, una pasión, un empuje y un arrojo que eran imparables. La persona era capaz de emprender cualquier acción sin desfallecer.

La fuente del entusiasmo
El entusiasmo es una fuerza interior, una fuerza arrolladora que nos da impulso no solo para emprender nuevos retos, sino también para continuarlos en el tiempo. Esta fuerza interior, surge de la confluencia de libertades. Los clásicos lo atribuían a los dioses: mi libertad coincide con la de los dioses; o dicho en otras palabras: los dioses están de nuestra parte. Trasladado a nuestro tiempo, diremos que el entusiasmo surge de la confluencia de libertades, es decir, cuando mi libertad coincide con la de otro, esto nos genera una fuerza interior arrolladora que es un motor potentísimo para la acción. Si además, resulta que somos varias las personas que nos encontramos coincidiendo en nuestras libertades, y nos unimos para emprender esa acción soñada y planeada, esto es una fuerza motriz de unas potencialidades inusitadas.

Al hablar de encuentro de libertades, no estoy diciendo que someta mi libertad a otra —que a mis ojos pueda parecer mayor o superior—, esto sería sumisión y esclavitud. Lo que es fuente de entusiasmo es cuando mi libertad, coincide con la libertad de otro —u otros—, y nos unimos para emprender aquello que cada uno desde su libertad ha deseado emprender.

Para captar esta fuente de entusiasmo, deberíamos antes, des-encantarnos de una frase que por sobada, hemos integrado en nuestra cultura y en nuestro modo de pensar y hacer, pero que si la analizamos a fondo, veremos cuán inútil es para generar entusiasmo: «mi libertad termina dónde empieza la tuya». Se trata de una comprensión individualista de la persona, separada de la sociedad. Esta concepción de la libertad de otro y no con el otro, nos lleva a pensar que para que tu libertad empiece, la mía tiene que acabar. O que para que tu empieces a ser libre, yo tengo que dejar de serlo. Corremos el riesgo de que la libertad del otro se transforme entonces, en libertad contra el otro.

Para superar esta concepción tan individualista de la libertad, nos puede ser útil el ejercicio de alegrarnos —y no solo tolerar— que las personas ejerzan su libertad. Solo así, cuando descubramos que nuestras libertades confluyen, surgirá esta fuerza arrebatadora del entusiasmo. Entusiasmo para emprender nuevas acciones y retos, pero también, para seguir construyendo renovadamente, aquellas acciones y emprendimientos que iniciamos hace tiempo y cuya importancia y validez seguimos viendo.

Maria VIÑAS PICH
Trabajadora Social
Barcelona (España)
Diciembre de 2017

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