Responsabilidad ante el nuevo año

Responsabilidad ante el nuevo año

Fotografía: Esther Borrego

La mítica alrededor del inicio de año atrae casi irremediablemente. Difícil no dejarse invadir por ese tinte utópico que envuelve el montón de deseos que van de unos a otros. En buena medida, sin duda, alentados por lo mejor de nuestros sentimientos: deseamos el bien, todo el bien posible, para aquellos a quienes apreciamos y hasta para quienes, simplemente, conocemos. Porque las fiestas nos devuelven algo de magnificencia en el afecto, por qué no reconocerlo…

El Año Nuevo expresa, para muchos, la necesidad de sentir que es vigente la posibilidad de que todo —o al menos mucho— comience de nuevo. De que hay otra vida posible para nosotros o para los nuestros. El ser humano necesita de las expectativas, los proyectos o nuevos objetivos. Todo ello versiones contemporáneas de las esperanzas y sueños de toda la vida. O quizás no exactamente. Porque lo contemporáneo es más cortoplacista, mientras que lo de toda la vida se encajaba dentro de la posibilidad de sentido vital. Seguramente ambas dimensiones se complementan, y nuestros brindis por el Año Nuevo ganarían si estuvieran conciliadas armónicamente.

Quizás por ese mismo tono mítico, la expectativa sobre el Año Nuevo puede exigir de nosotros cualidades extraterrenales. Que no estemos condicionados por nuestra historia y recorrido, que seamos capaces de actuar de un modo diferente al que suele emanar de nuestro carácter, que todas las circunstancias se alíen en un complot cósmico para que los vientos nos favorezcan… Mítica, ya lo ven.

Tal vez sea más sencillo comprender que las posibilidades del Año Nuevo para nosotros dependan, en buena medida, de que tengamos el coraje de tomar esa pluma, bolígrafo o lápiz y asumamos la responsabilidad de comenzar a escribir una página nueva dentro del relato que va constituyendo nuestra vida. Lo que comienza también sigue, aunque sea un seguimiento rupturista (cada vez más entiendo la necesidad de los oxímoron para explicar la vida…)

El Año Nuevo será lo que seamos capaces de hacer con lo que acontezca tanto como lo que seamos capaces de propiciar que suceda dentro de nuestras limitadas posibilidades. El verdadero héroe es el que es capaz de articular lo real y posible con creatividad, poniendo adoquines para el trayecto de la esperanza y el sueño.

Responsabilidad y libertad siempre van de la mano en la vida humana. Así sí: ¡feliz Año Nuevo!

Natàlia Plá
Enero de 2018

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