La convivencia es algo propio del ser humano. Tiene variados colores y formas que se desarrollan de diversas formas dependiendo de la cultura donde se lleva a cabo. Es por ello que, en China durante el año 2018, un grupo de personas estamos realizando un taller sobre aprender el arte de la convivencia, basado en la experiencia vivida y trabajada en Chile desde el año 2014 hasta febrero de este año. Todo el aprendizaje está enmarcado desde la caseidad, neologismo acuñado por Alfredo Rubio. El objetivo propuesto para el taller es estudiar este tema desde nuestra cultura oriental, con la finalidad de dar mejor calidad a nuestra convivencia.
La metodología del taller es diversa. En cada sesión, se presenta una dinámica diferente para aproximarnos al tema, lo que ha gustado mucho por la novedad que representa y por la riqueza que significa trabajar juntos, tener espacios para compartir las ideas y las experiencias, así como también para hacer preguntas y sugerencias.
La metodología del taller para aproximarnos al tema, gustó mucho, porque fue novedosa, se expresó que quedan ideas para reflexionar después del taller, así como también quedan los frutos para practicar en la vida diaria.
En nuestra cultura china la Caseidad, se escribe 居家学 (ju jiaxue), cuyo significado literal seria el estudio de vivir en casa.
Podríamos decir que la caseidad se relaciona con la esencia del ser mujer por el plus de ser la primera casa de todo ser humano. Con el correr del tiempo el rol de la mujer también se ha ido expandiendo a otros ámbitos fuera de la casa, saliendo así del rol casi de su exclusiva injerencia, al encargarse de todo lo que implica, como por ejemplo, las tareas administrativas, la acogida, el cuidado, etc. La mujer del siglo XXI también ha podido compatibilizar, cada vez más junto al hombre, el llevar una casa y salir a trabajar.
También, hemos descubierto que desde la caseidad se crean espacios para elevar la amistad; un espacio donde sentir el respeto por la familia, por los amigos etc., porque es a través de la acogida, que las personas se sienten amadas; es ahí donde se piensa en las necesidades del otro, donde se ofrecen y se dan espacios agradables desde la libertad, en donde nunca se obliga a una persona a estar en un lugar o a hacer tal cosa, nunca…
Otro descubrimiento del taller es que la caseidad es un estudio práctico. En la vida diaria, quizás ya estamos haciendo las cosas que forman parte de este concepto y sus múltiples definiciones, pero no sabemos o no lo conceptualizamos ni ponemos un nombre, por ejemplo, la acogida, el recibimiento de los amigos, de los invitados, de la familia. Por eso es muy importante equilibrar el peso de la práctica y de la teoría.
Por otra parte, a lo largo de las sesiones también hemos trabajado cuatro componentes de caseidad, extraídos de un estudio previo que se realizó en Chile y que se definieron del siguiente modo: Habitalidad, Clima social, Desarrollo Armónico y Vida Saludable. Durante el taller se dividió al grupo, según estos 4 componentes para poder compartir acerca de lo que se pensaba sobre ellos. El resultado fue muy enriquecedor y desde la concepción de nuestra cultura oriental se consideró la necesidad de aportar otros cuatro componentes más que serían:
- El Crecimiento: Una persona crece incluyendo tres partes, según su biología; según su cultura y su espiritualidad. Una persona no solo va creciendo según su edad y etapa biológica, sino que según vaya conociendo su cultura, también crece su alma y su espiritualidad. Estas tres áreas van juntas en la persona.
- La Comunicación: en relación a la escucha activa y lo que se expresa. Se ve la importancia de una buena comunicación entre las personas. Decimos que cuando una persona sabe comunicarse bien, también es una persona que sabe escuchar y expresarse, ayudando a la convivencia y las relaciones entre las personas.
- Estar abiertos, como decía Alfredo Rubio: “yo no elijo a alguien para ser mi amigo, sino estoy abierto a todos”.
- Seguridad o confianza, es decir que una persona no solo es importante que se sienta seguro, sino que también tiene que aprender esta capacidad básica. ¿Cómo se entiende esto? Si una persona siempre dice que se siente segura, pero no sabe manejarse en cómo ayudar al otro, quiere decir que solamente siente la seguridad desde teoría. Se ha reflexionado que para que uno se sienta seguro de verdad, tiene que aprender algunas pericias, como por ejemplo, aprender a nadar, saber cómo vendar una herida pequeña etc….
Pensamos que estos aspectos que hemos incorporado son interesantes y se deben seguir reflexionando. Sabemos que es un comienzo y que nos queda mucho por desarrollar. Los talleres sobre caseidad están siendo un como un arcoíris que van desplegando sus colores.
Finalmente se ha destacado que la caseidad también incluye el arte de la visitación, porque es el encuentro del fruto del amor, como la visitación entre las personas, de vivir la fiesta con alegría. En este encuentro es donde se da el fruto de caseidad: ser capaces de compartir sus experiencias y sus alegrías con los demás. Y es que la caseidad no es solo para quedarse para uno mismo, sino que tiene que ser capaz de dar, de darse. Es como una mujer que da a la luz, que da la vida al otro.
A título personal, dar el taller de caseidad, me ha servido mucho, porque ha significado preparar las materias, pensar cómo hacerlo , presentar cada sesión, reflexionar que es lo que mejor puedo dar a los integrantes del taller, pensar qué es lo que necesita cada uno y como grupo. Es por ello que en general procuré dar el tiempo para que cada uno pudiera expresar sus experiencias, dar alguna sugerencia, comunicar sus ideas, sus dudas etc… Todo esto ha creado un espacio de confianza y comodidad, desde donde podemos allí profundizar cada uno de los temas. Además, se visualiza en la práctica de la vida diaria, porque la caseidad no es aquello que se entiende desde la teoría. No es así, hay que integrarlo en la vida de cada persona, descubrir la riqueza que nos da o la sorpresa que nos da en la convivencia.
Para mí la caseidad también es la guía de la vida, es como un faro que nos da luz para seguir la vida con buena calidad hacia adelante, porque nos puede dar otro aire en la familia o en el grupo.
El arcoíris son siete colores, y la caseidad es como este arcoíris, porque en donde la practicas, ya sea en el trabajo, en la familia, o en otros grupos, da una gama de colores de arcoíris, y estos colores dan una chispa al ambiente y a la gente, de modo que la convivencia y la comunicación en el espacio donde estas sea cada vez mejor.
Lili ZHOU
China
Septiembre de 2018