Estos días está ocupando mucho espacio en las conversaciones familiares la película «Los dos Papas», dirigida por el brasileño Fernando Meirelles y basada en el guión de Anthony McCarten. La cinta presenta una ficción interesante sobre un inexistente encuentro entre el arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Bergoglio, y el entonces Papa Benedicto XVI, unas semanas antes de su renuncia al Pontificado.
Para no hacer «spoiler» a quienes no han visto la película, aquí se comentará sólo la generalidad de la obra y sus puntos sobresalientes, confirmando que merece ser vista.
Aspectos de la obra fílmica
La historia pretende mostrar, sobre todo, dos formas distintas de ver la Iglesia y la organización vaticana. La personalidad del Papa Benedicto queda en cierto sentido caricaturizada hacia la rigidez y la soledad por parte de un magnífico Anthony Hopkins, que aparece como un hombre seco y poco amigable que a lo largo de las conversaciones con Bergoglio -un también extraordinario Jonathan Pryce- se va ablandando un tanto. El Bergoglio de la película puede estar más próximo a la auténtica personalidad del Jorge de carne y hueso, un hombre abierto a la sociedad y a los pobres, más pastor que dignatario u hombre de carrera, deseoso de impulsar una evangelización muy pegada a la realidad de sus fieles. Los diálogos entre ambos quieren mostrar una visión (la de Ratzinger) más fija en la tradición y las verdades perennes de la fe, y otra (la de Bergoglio) más pastoral y atenta a lo que sucede de hecho en el Pueblo de Dios.
El montaje es extraordinario y nos convence de que las escenas que supuestamente transcurren en los muros del Palacio Apostólico o en Castelgandolfo realmente se han tomado dentro del Vaticano -cosa que no es posible: está prohibido filmar ficción dentro de territorio de la Santa Sede-, y combina muy bien algunas imágenes de archivo con las de la ficción de 2019. Los diálogos están bien articulados para presentar esos dos arquetipos en lucha. También el cierre está realizado con elegancia y uno sale con buen sabor de boca a pesar de tratarse, claramente, de una ficción.
Los contenidos
La película nos acerca al pasado de Bergoglio, en particular a lo sufrido cuando la dictadura militar, bajo la cual muchos sacerdotes fueron perseguidos y torturados, entre otros algunos jesuitas. Las dificultades de los Superiores religiosos, como Bergoglio, para tomar las actitudes adecuadas, emergen como parte de su historia personal más dolorosa. Por su parte, Ratzinger aparece como un hombre de libros, de música culta, y siempre en un clima interior de espiritualidad serena hasta el momento de afrontar su propia renuncia por sentirse supuestamente seco y desolado en su interior. Se le hace ver conmocionado al darse cuenta de que no ha sido suficientemente drástico con los casos de pederastia. Este último punto es particularmente discutible, porque la realidad es que al llegar a ser Papa, lo primero que hizo fue acometer ese tema de un modo radical.
La película parece indicar que Bergoglio se configura como una «luz» para Ratzinger, incluso portavoz del consuelo divino, y que éste descubre en el argentino a un sucesor adecuado en el cual descansar para que lleve a cabo las reformas necesarias en la Iglesia. Muy probablemente falsas ambas cosas. Primero, porque el Papa Benedicto estuvo siempre muy consciente de sus propios límites de edad y mentalidad para seguir llevando adelante la barca de la Iglesia, y porque por naturaleza es un hombre pacífico y reconciliado con su propia realidad. Segundo, porque la película omite un aspecto clave en la elección de los pontífices: los Cardenales se reúnen antes del Cónclave durante unos días para escuchar expertos de distintos ámbitos de la vida social, económica y eclesial, y deliberan sobre el tipo de persona que la Iglesia requiere en cada momento. Fue en esas reuniones cuando quedó claro, por parte de la mayoría, que era imprescindible una reforma de la Curia Romana. Por eso fue lo primero que el Papa Francisco emprendió al iniciar su pontificado, poniendo en pie un grupo de 9 cardenales para ayudarle en esa ingente tarea.
Los aspectos religiosos
Creo sinceramente que es una buena película porque hace ver cómo estos dos hombres, más allá de los detalles de sus personalidades de ficción, están auténticamente preocupados por los católicos y no católicos necesitados de asistencia, consuelo y comprensión, de sentido y orientación. Las escenas van progresando en un acercamiento entre ambos personajes, en el fondo unidos por el amor al ser humano, a Dios y a la Iglesia. Ambos necesitados de perdón.
En la realidad los dos son muy distintos, pero siempre ha sido así. Cada uno de los sucesores de Pedro ha sido muy distinto al anterior -lo fue Juan XXIII de Pío XII, y Juan Pablo II de Pablo VI- pero cada uno ha aportado a su momento histórico algo de valioso, de nuevo, de original. A unos fieles nos gusta más el estilo de uno o y a otros el de otro; cada Papa por supuesto ha tenido sus aspectos discutibles, errores humanos propios de la naturaleza que compartimos. Pero también cada uno ha llegado a los corazones de millones de personas con un mensaje de paz y de respeto, de concordia y de apertura a Dios. En el caso de Bergoglio y Ratzinger, éstos siguen teniendo hoy en día una extraordinaria relación, mutuamente respetuosa y cálida, sin poner nunca en duda que el Papa es Francisco. Incluso cuando algunos de los opositores de éste han intentado recurrir al Papa Emérito para pedirle que saliera en defensa de la ortodoxia, y Ratzinger les indicó que sólo uno es el Papa: hoy en día es Francisco. Para la Iglesia católica, el Espíritu Santo sigue actuando aun en medio de lo que parecen simplemente deseos y pugnas humanas.
Es de agradecer que una ficción como ésta nos ayude a poner bajo la luz algunos aspectos de la Iglesia que no niegan lo humano, sino que lo ponen en apertura a esa Luz indefinible que sigue conduciendo a quienes se deja guiar por ella.
Leticia SOBERÓN MAINERO
Psicóloga y miembro del Dicasterio Vaticano para la Comunicación
Madrid, enero 2020
Noemi Vela Gonzalez
Muy bien Dios nunca nos dejará huérfanos y siempre pondrá los medios para dirigir a su Iglesia. DIOS BENDIGA A expapa Benedicto y le dé la paz, y que al Papa Francisco le ayude en su ministerio para llevar su Iglesia y le proporcione todo lo que necesita le amamos pues es tan maravilloso este hombre Santo.
Dios nos lo bendiga siempre y le dé el Señor salud y dicha para seguir también. Gracias Padre miopor tu infinito amor.