Es maravilloso admirar la costa del mar o del océano, contemplando las puestas de sol, de tal manera que recuerda aquel momento de aquellos dos artistas que, observando un atardecer al caer la tarde, emocionados, se pusieron de pie y comenzaron a aplaudir como si estuvieran en un espléndido teatro en el cual se escenificaba una obra apoteósica. Y, no digamos también considerar los amaneceres: qué sugestiva mirada la que nos ayuda a desperezarnos, abriendo los ojos a la par que el sol se abre paso en el horizonte del mar o de la tierra.
A algunas personas el confinamiento a causa del coronavirus nos ha favorecido en tanto cuanto nos ha posibilitado estar en contacto más cercano con la naturaleza y con su belleza. Y así, casi a diario podemos gozarnos de preciosos momentos.
De una manera muy clara, el realismo existencial nos ayuda a ver “la cara bonita” de la vida, a pesar de que también nos ayuda a aceptar los momentos dolorosos que a menudo sufrimos. De esta misma suerte, esta manera obvia de pensar también nos ayuda a contemplar la belleza de un nacimiento —dolor y esperanza— en contraste con la muerte —dolor de separación y esperanza para muchos—. Y es que la vida nos presenta un sinfín de posibilidades y de conocimientos (¡cada vez más amplios!).
¿No es hermoso, los que tenemos años, contemplar la evolución de alguien cercano, desde su nacimiento?: aquellas manos tan bien formadas y sus funciones corporales: viendo, oyendo, comiendo, sintiendo…; continuando con su juventud llena de fuerza y vigor, … y en su madurez creativa, … para lograr en la plenitud de su vida la meta final de realización.
A tocar ya la fiesta de san Alberto Magno, el próximo día 15, patrón de la Universitas Albertiana, en su sabiduría de contemplar la vida con los grandes estudios que realizó en sus tiempos, dejándonos un buen y amplio legado, bueno es que contemplemos su buen conocer la existencia real de las cosas como teólogo, geógrafo, filósofo y otras ciencias de la cultura medieval.
A la pregunta ¿caben los santos en el realismo existencial? Ojalá miremos a muchos de ellos en tanto cuanto han sido capaces de contemplar la vida y, haciendo el bien, siendo creativos y abriendo caminos, se han realizado en plenitud.
Josep Lluís SOCÍAS BRUGUERA
Noviembre de 2020