El cuido de nuestra casa común

El cuido de nuestra casa común

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A medida que se ha ido tomando más conciencia de lo que significa la preservación del planeta, se han multiplicado todo tipo de iniciativas, bibliografía, estudios, acciones concretas para el cuido de nuestra casa común. Te invitamos a reflexionar juntos sobre esta problemática mundial

Cuido de la casa común y humildad

El cuido de la creación o nuestra casa común está íntimamente relacionado con la humildad. ¿En qué sentido? Por una parte, partimos de la constatación de que antes no existíamos y en algún momento empezamos a existir, un día moriremos. Entre existir con límites o no existir, prefiero existir. Y, precisamente porque todo lo humano es limitado, con mayor razón hay que cuidarlo. Cuidar mi existir, cuidar el existir de los otros, cuidar el hábitat que posibilita la existencia.

Alfredo Rubio señalaba: “…aquél que está contento con ser lo que él es, ser un ser humano, entonces el universo es algo muy interesante, es algo muy bello, es su casa, es lo que uno tiene que cuidar, es su reino. El que está contento de vivir tal como es, éste cuida con mimo el universo, las cosas que tiene alrededor; cuida la ciencia, la investiga con cariño para ir descubriendo los entresijos de este universo en el que está y del que forma parte… Los ambiciosos desprecian el mundo porque les parece poco y no tienen tiempo de arreglarlo. El humilde tiene paz, tiene tiempo y gusta, disfruta, es feliz, con el “cuido” de las cosas, de las personas y de todo.”

El cuido de la creación engloba a todos los seres, todo lo que existe, también me incluyo yo. Yo también tengo que cuidarme para poder cuidar de otros, de las cosas… Y este cuidarme implica velar por mi proceso de personalización, de crecimiento hacia la madurez, la plenitud, es un camino que conlleva muchas luchas interiores y capacidad para ver mi propia realidad y responsabilidad en cuidar.

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¿Cómo voy trabajando mi ser para humildearlo? ¿Cómo detecto mis nudos, resistencias, o indiferencia, para irlos desanudando?

Darnos cuenta de que no somos dioses y aceptar nuestra contingencia posibilita una convivencia armoniosa. Juan Miguel González Feria decía, “que, si los seres humanos no nos sobredimensionamos, todos cabemos. Si creemos que somos más, nos hinchamos, ocupamos más, consumimos más y nos convertimos en depredadores voraces del planeta”.

La soberbia es la causante de los muchos males que aquejan al ser humano y al planeta, a toda la creación. No ocupamos los recursos de la tierra con mesura, sino que los sobrexplotamos buscando la máxima ganancia, que siempre es de unos pocos.

Extraemos los recursos de la tierra como quien va a la gasolinera a llenar el depósito y se va. En los pueblos andinos, al sur de América Latina, se realiza el pago a la Pachamama –ofrenda a la madre tierra- Es un ritual de agradecimiento por todo lo que ella nos proporciona. Se realiza antes de sembrar, o antes de iniciar la construcción de una casa, por ejemplo.

Lo importante para el futuro es buscar el bien de los presentes, de los existentes. Pero ¿qué significa y qué conlleva el bien de los presentes? Procurar una vida digna para todos, pero sin caer en el consumismo y materialismo que todo lo degrada, como así también, no hipotecar a las generaciones futuras.

Cuido de la casa común y ultimidad

El cuido de la casa común implica situarse también en la ultimidad. No establecer relaciones de poder o dominio, ni conmigo ni con los demás, ni con las cosas, ni con los animales, ni con todo lo creado.  Nadie tiene potestad sobre nadie. La ultimidad es hija de la humildad y la caridad. El motor de actuación no es el poder, es el amor, el servicio por amor.

La ultimidad nos sitúa ante la vida en un plano de igualdad y fraternidad con todo lo creado, generando un tipo de relación más armónica y un estilo de vida que se aparta del consumismo voraz y de la ambición por tener más y más. Apuesta por una vida sencilla y más acorde con la naturaleza ¡los humanos somos parte de esta naturaleza! ¿Cómo nos acercamos a ella? ¿Con espíritu depredador? ¿O desde el respeto?

«Las nubes ácidas acaban los bosques; las contaminaciones matan los peces de mares y ríos; las epidemias acaban con la vida. Si no se ve la naturaleza, la vida como un don, no se respetará su misterio y se la degradará con grave daño para todo, inclusive para los mismos humanos.», señalaba Alfredo Rubio ya en los años ochenta.

La ultimidad nos hace sentirnos hermanos de todo lo creado. Tenemos que revisar cómo tratamos a los seres existentes, sean o no de la especie humana. Muchas veces los tratamos con un sentido de superioridad y de dominio, maltratándolos. Queremos dominarlo todo sin límite alguno. Tenemos que tomar conciencia de que hay que tender hacia la comunión con los demás seres del universo. Es decir, no estamos desconectados de las demás criaturas.

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Cuido de la creación y caseidad

El cuido de la creación empieza por lo más simple y cotidiano, como es el hecho de cuidar de la casa, del hogar, y de la vida que ella alberga: el cuido de las personas y de las cosas.

Alfredo Rubio acuñó el término “caseidad” para significar ‘el arte de llevar una casa’. “La mujer ha sido la primera casa de todo ser humano”, decía a menudo, y la casa es por ello una prolongación de la mujer. En llevar la casa hemos de trabajar todos, con responsabilidad propia y no solamente ‘ayudando’ como se suele decir. El arte de la caseidad comporta, no solo el llevar la materialidad y la organización de la vivienda donde mora la familia sino también el organizar la convivencia, es decir, el cuido de las personas: “…una mujer cuando piensa en sí, piensa en sí de modo global: ella y la casa, la casa que es ella pero que se prolonga en casa de paredes, de jardín, de Iglesia, del universo. Vuestra caseidad tiene los límites del universo; si pudierais, tendríais que ir a otra constelación a arreglarla y a ajardinarla, porque os pertenece.” (A. Rubio)

Tiene que haber una correspondencia entre la casa que habitamos y nosotros mismos decía Rubio, porque si no es como una especie de esquizofrenia. Es decir, tiene que haber coherencia entre nuestra interioridad y nuestra exterioridad, entre nuestro espacio interior y el espacio que habitamos.  Importancia de no descuidar lo pequeño, nuestra pequeña guarida. La tentación es estar permanentemente en la exterioridad, en el espacio público por la valoración, brillantez, etc. que te puede aportar. Descuidando el espacio donde se cuaja y nutre la convivencia, la amistad.

Cuido de la casa común desde el Sumak kawsay

El Sumak Kawsay es una palabra quechua referida a las cosmovisiones de los pueblos originarios de América Latina. Desde finales del siglo XX es también una propuesta política desarrollada principalmente en Ecuador y Bolivia (y que creo que está contemplada en la constitución de ambos países) En Ecuador se ha traducido como «Buen vivir» aunque expertos en lengua quechua coinciden en señalar que la traducción más precisa sería la vida en plenitud. En Bolivia la palabra original en aimara es Suma Qamaña que se ha traducido como «Vivir bien«.

Existen nociones similares en otros pueblos indígenas, como los Mapuches en Chile, los Guaranís de Bolivia y Paraguay que hablan de Ñande Riko (vida armoniosa) y de Tiko Kavi (vida buena), también en la tradición Maya de Guatemala, en Chiapas, México, entre los Kunas de Panamá, entre otros.

El Sumak Kawsay es la vida en plenitud. Es saber vivir en armonía y equilibrio, en armonía con los ciclos de la Madre Tierra, del cosmos, de la vida y de la historia, y en equilibrio con toda forma de existencia. Y ese justamente es el camino y el horizonte de la comunidad; implica primero saber vivir y luego convivir. No se puede vivir bien si los demás viven mal o si se daña la Madre Naturaleza. Vivir Bien significa comprender que el deterioro de una especie es el deterioro del conjunto.

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El Sumak Kawsay se desarrolla como una propuesta política que busca el «bien común» y la responsabilidad social a partir de su relación con la Madre Naturaleza y el freno a la acumulación sin fin y que surge como alternativa al modelo de desarrollo tradicional.

El Sumak Kawsay ancestral considera a las personas como un elemento de la Pachamama o Madre Tierra. A diferencia de otros paradigmas, el buen vivir moderno, inspirado en la tradición indígena, buscaría el equilibrio con la naturaleza en la satisfacción de las necesidades («tomar solo lo necesario»), sobre el mero crecimiento económico.

El Sumak Kawsay choca con la idea de progreso ilimitado. La Pachamama o la madre naturaleza tiene un límite, que impide un desarrollo ilimitado, un crecimiento a costa del “otro”-a costa de la naturaleza que incluye a los seres humanos-. Para asumir esta relación en armonía se requiere aplicar la complementariedad y la cooperación –no la acumulación-.

El Sumak Kawsay contempla la relación de armonía con la sociedad, entendida ésta como el espacio más amplio, “globalizado”, y ámbito del sistema y cultura dominante, en la intención de recrear y ejercer la interculturalidad, y la plurinacionalidad, preceptos fundamentales de esta propuesta de vida.

Choquehuanca, explica que el Sumak Kawsay es vivir en armonía con los demás seres humanos y la naturaleza, sobre la base de la unidad, la solidaridad y la empatía, retomando los principios ancestrales de los pueblos de la región. Esta mirada no es antropocéntrica y ni siquiera egocéntrica: formamos parte de la misma unidad y así como “nosotros somos montañas que caminan, los árboles son nuestros hermanos”. Del mismo modo, el Buen Vivir es buscar la vida en comunidad, donde todos los integrantes se preocupan por todos. Lo más importante es la vida en un sentido amplio, no el individuo ni la propiedad. Tal cosmovisión en búsqueda de la armonía exige, como es obvio, la renuncia a todo tipo de acumulación.

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Podemos empezar en este ejercicio reflexivo sobre el cuidado de la casa común con algunas preguntas,

¿Cómo podemos desbloquear nuestra mirada de los fines meramente utilitaristas y generar una mirada más contemplativa y fraterna?

¿Cómo cuidamos nuestro espacio interior para que desde él podamos cuidar nuestro entorno?

El cuido de la casa común exige pequeños gestos cotidianos, ¿Como cuáles?

¿Cuáles serían para ti los principios del Sumak Kawsay o vida en plenitud para nuestro momento presente?

Lourdes FLAVIA FORCADA
Antropóloga
Chile
Septiembre de 2021

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