Traigo abono para pensar las libertades II

Traigo abono para pensar las libertades II

En Cuatro ensayos sobre la libertad, Isaiah Berlín escribió: «Sin las condiciones adecuadas para el uso de la libertad, ¿cuál es su valor?» y esta cita me lleva a pensar en Haití. Es el país con el que comparte isla el lugar donde nací, el país más empobrecido de Latinoamérica, donde la falta de libertades se vuelven infinitas. La actualidad es una constante crisis y un movilizarse en busca de dignidad, una batalla donde se les recuerda que no tienen derecho a buscar una mejor vida.

Quien observe las noticias globales sabrá que este 2021 se colocó el foco en las movilizaciones haitianas. Se observa como se les persigue en las fronteras de Estados Unidos y México, como son discriminados en Chile y Brasil. En República Dominicana el presidente actual aprueba leyes que permiten que la policía entre a los hospitales a sacar mujeres haitianas embarazadas, sin importar que las mismas leyes digan que se debe respetar la dignidad de mujeres en proceso de gestación. Los más nacionalistas defienden que las problemáticas de República Dominicana son los haitianos, con documentos o sin ellos, es un sentimiento de odio alimentado por una cadena de prejuicios y se cuece desde antes de la matanza de 1937. Una limpieza étnica orquestada por el dictador Trujillo, donde más de 5,000 haitianos y dominicanos negros perdieron la vida en la zona del río Dajabón.

Fotografía: Thelma Vanahí Álvarez

Mientras los gobiernos culpan a los haitianos por la precariedad en la salud pública, intentan pasar por alto la corrupción del país y los constantes políticos que roban en masa los fondos del Estado. Nos topamos nuevamente con un presidente que defiende el paternalismo y da un discurso desfasado de ser un cuidador de los dominicanos, y dice esto aun cuando su nombre sale entre los Papeles de Pandora, donde las figuras de la lista son acusadas de corrupción, lavado de dinero o evasión fiscal.

Tras el asesinato del presidente haitiano, Jovenel Moïse, el siete de julio del 2021, las movilizaciones de cientos de haitianos van en crecimiento. Haití se encuentra en las manos de bandas criminales que se hacen con el poder de las calles y hacen menos habitable el territorio, situación que no es tratada de buena forma por muchos gobernantes de la región. Queda a la vista la falta de resolución de conflictos de quienes tienen el poder en Latinoamérica. Sin un dialogo ni respetando derechos humanos. La falta de dignidad por parte de las leyes ejercidas por los policías, han provocado que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pida protección para los haitianas que se están movilizando por asistencia humanitaria. Una protección que República Dominicana le dio en su momentos a nacionales Venezolanos en medio de su crisis.

Haití vive hoy día un desplazamiento por temas que van desde la trata de personas, hasta la violación de derechos y libertades. Sin estos dos elementos me pregunto ¿cuál es la finalidad de una vida sin libertades? pienso en John Stuart Mill sobre la finalidad de la vida y rescato dos ideas en torno a la libertad. La primera es sobre la libertad y principio de daño, donde reflexiona que los individuos deberían ser libres de tomar acciones que consideren pertinentes siempre que no hagan daño a otras personas. La segunda idea es sobre la libertad de expresión, donde Mill considera que es necesario discutir ideas para el progreso social, aun cuando no nos gusten las ideas de otros, debe darse el debate para reconocer fallos tanto en nuestras ideas como en la de los demás y así abrir puntos de vista que refuercen un razonamiento adecuado para el colectivo. Cuando se toca el tema haitiano en las plataformas digitales de comunicación dominicana, la cantidad de insultos y deprecio por parte de dominicanos a la comunidad haitiana, arroja dolorosos retrocesos en materia de fraternidad.

Me despido con una reflexión del Papa Francisco en la carta encíclica Fratelli Tutti donde en el quinto capítulo habla de la mejor política y dice: «Para hacer posible el desarrollo de una comunidad mundial, capaz de realizar la fraternidad a partir de pueblos y naciones que vivan la amistad social, hace falta la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común. En cambio, desgraciadamente, la política hoy con frecuencia suele asumir formas que dificultan la marcha hacia un mundo distinto.» y agrega una idea con la que invito a seguir hurgando en esos abonos para las libertades. «El desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos. En ambos casos se advierte la dificultad para pensar un mundo abierto que tenga lugar para todos, que incorpore a los más débiles y que respete las diversas culturas.»

Thelma Vanahí ÁLVAREZ
Artista, historiadora y periodista
Barcelona
Diciembre de 2021

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