Honrar nuestros límites

Honrar nuestros límites

Las estadísticas afirman lo que todos podemos observar con mirar simplemente alrededor: la población en la UE está envejeciendo. En 2020, el 21 % de la población tenía 65 años o más. La proporción de personas mayores de 80 años, casi se duplicó entre 2001 y 2020[1]. Con la edad, en general, los problemas de salud aumentan; la movilidad disminuye. La gran pregunta es ¿está la sociedad actual capacitada para cuidar de forma adecuada a la población mayor?

Existen muchas reflexiones sobre este tema, en las administraciones públicas y en las familias. Un factor importante es nuestra percepción de la vejez. En la sociedad moderna hay una tendencia a considerar a las personas mayores como una carga y existe un aumento del edadismo (la discriminación por edad). Todos somos responsables de cambiar esta tendencia. Necesitamos transformar las políticas sociales, las estructuras asistenciales, la opinión de la sociedad e incluso el concepto que las personas mayores tienen de sí mismas.

Cada persona tiene igualmente una parte de responsabilidad en el cuido de la calidad de su vida. Vale la pena empezar ya desde joven: cuidar nuestra salud, anticipar necesidades, evitar el desorden…

Me acuerdo de una amiga que tenía cada vez más dolores de espalda, de rodillas, etc. Evidentemente fue al médico para que le dieran diagnóstico y tratamiento. Pero también empezó a cambiar cosas en la casa: un sillón más cómodo para su espalda, una taza de wc más alta y una barra en el cuarto de baño para ayudar a levantarse, una cama articulada etc. ¿Por qué esperar a que realmente no haya más remedio en hacer estos cambios para mejorar el confort? ¡Qué bueno es sentirse libre para expresar las necesidades y anticiparlas!

Cuidar nuestra calidad de vida incluye aprender a honrar nuestros límites.

Escuchar nuestro cuerpo, y decidir a qué podemos decir “Sí” y a que hay que contestar “No”. Quizás tenemos que renunciar a ciertas actividades…  Saber reconocer que perdemos ciertas capacidades. Aprender a pedir y aceptar ayuda. No siempre es fácil; se necesita humildad y una libertad interior que sepa resistir a las presiones de una cultura centrada en producir y competir.

Vale la pena recordar que todos somos limitados y necesitados de cuidados en algún momento de nuestra vida. Hay muchas voces que piden avanzar hacia una sociedad más cuidadora. Me pregunto si para ello no hay que empezar siendo más cuidadores de nuestras propias vidas. Si respetamos más nuestros propios límites sabremos entender y aceptar mejor los límites de los demás. Ser responsable, cuidando nuestro propio ser, abre el camino hacía una sociedad más cuidadora.

Pauline LODDER
Pineda de Mar (Barcelona)
Marzo del 2023

[1] https://www.ine.es/prodyser/demografia_UE/bloc-1c.html?lang=es

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