Yendo libre por tu sendero

Yendo libre por tu sendero

Hace ya varios años, un familiar mío me regaló un libro: “Historias que sanan”[1].  Como se dice en la contraportada: “en estas historias hallarás pequeñas joyas que agregar a tu cofre interior, y lo más valioso: encontrarás lecciones inolvidables para gozar, embellecer y experimentar plenamente la riqueza incalculable que es la vida, tu vida”.

Fotografía: Pixabay

En la introducción, el autor dice haber recogido en este libro “cuentos transformadores, cuentos sagrados de diferentes tradiciones, cuentos que no hablan del héroe de un país lejano sino del héroe de una historia tan cercana que puede ser la tuya”[2].

Cada una de las historias de este libro tiene su propia riqueza, su propia belleza.

La historia “Cumple tu destino” trata el tema de las expectativas. Toda la familia de Bea, hijo de reinas y grandes guerreros del pasado, le apoyan para que se convierte en héroe. Le regalan una dote para poder tener un ejército, la espada de los Mierc, la armadura mágica de su tío Ben el Invencible, etc.

Entonces Bea parte a la aventura para aniquilar enemigos, salvar damas en peligro, hacer amigos poderosos y así ganar riqueza, gloria y fama. Siguiendo la tradición familiar, debía viajar por los doce reinos cercanos. Pero nada pasa como había imaginado. Desesperado y con el deseo de cumplir con las expectativas de su familia y su pueblo, se va todavía más lejos que estos reinados conocidos.

En este tiempo de tan larga ausencia, sin recibir noticias, la familia real tiene todo tipo de fantasías sobre lo que estaría viviendo su hijo. Cuando finalmente Bea vuelve, acompañado de su mujer e hijos en una carreta desgastada, la decepción es grande. Sus padres no quieren aceptar esta realidad, pero Bea explica con profundidad todo lo que ha ocurrido y como se puede ser héroe de otra manera. Y cuenta con sencillez y sinceridad, que no había cumplido con el destino que habían trazado para él. Que su dote le había hecho arrogante por lo que decidió deshacerse  de ella. Los hombres no le respetaban salvo por la paga así que los dejó ir. La armadura la cambió por unas tazas de sopa y la espada la vendió cuando necesitó comprar arado.

Conquisté a mi esposa, que es más valiosa que cien princesas. Levanté con mis manos mi casa, con más mérito que el de haber heredado este palacio. Crié a mis hijos que exigen más que un pueblo entero. Los he forjado con la pasión de un herrero, los he cultivado como un campesino y los he fortalecido como un constructor. Tengo amigos y soy respetado. Pero, sobre todo, soy un hombre feliz y vivo la vida que quiero. Al final y después de tantos años, gané mi libertad. Hice todo para ser lo que SOY.”[3]

Como dice el hombre a su regreso, después de tantos años, ganó su libertad y volvió ÉL. Qué importante es hacer nuestro camino… no necesariamente el camino que otros soñaban para nosotros… No el de logros y triunfos que responden a expectativas de otros, por más que esos otros nos amen y crean que eso es lo mejor para nosotros. Ni tampoco por las expectativas de otros, y que, por tanta insistencia, hemos terminado creyendo que son también las nuestras. Encontrar el camino que es el nuestro; quizá no lo encontremos solos, quizá lo encontremos en la escucha y el diálogo de quienes tienen nuestra confianza. Pero la decisión en última instancia es nuestra y es nuestro el libre compromiso de desarrollar con gozo los talentos recibidos y vivir nuestra única vida, en este mundo, con alegría gratitud y paz. Vale la pena leer este tipo de historias y aprender de su profunda sabiduría.

María de Jesús CHÁVEZ-CAMACHO PEDRAZA
Pineda de Mar, España
Junio del 2023

[1] Fernando Broca, Historias que sanan, Selector 2017, México
[2] Fernando Broca, Historias que sanan, Selector 2017, México, pg 10-11
[3] Fernando Broca, Historias que sanan, Selector 2017, México, pg 40

Publicaciones relacionadas

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *