El ser humano necesita la palabra
para salir al silencio
asirse para soltarse:
despedirse de vacío.
La voz se volvió al desierto
después de clamar belleza
sólo en condiciones de silencio
se la siente brotar.
Me avanzo diez versos
para evocar la sombra de un árbol,
más ancho que alto
–atiborrado de gorriones y aún en flor–
te espero ahí
orientado el rostro al horizonte,
descalzo,
con el libro abierto reservando tu lugar
sólo el silencio sabe
conjugar en infinito
(escúchole).
Exíliome de la tecnología
para adentrarme en una soledad ignota
como sordo a voluntad,
me inicio en el silencio
que exclama con señas inauditas
que piso tierra sagrada
¡cuánto cuesta descalzarse!
sin embargo,
sólo acariciando este suelo
puedo palpar la soledad que me sostiene
y adéntrome
con la emoción a tientas:
sólo quien está solo
sabe que nunca solo está.
El silencio más hondo es el que obra
(brota de sí
conmoviendo hasta la contemplación)
su naturaleza se despliega generosa.
Javier BUSTAMANTE
Poeta
Ciudad de México (México)
Octubre de 2019