El buen humor antídoto frente a las dificultades

El buen humor antídoto frente a las dificultades

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Es muy difícil establecer un límite bien definido entre el humor y la tragedia, de hecho, podríamos decir que hay pocos temas que la comedia no se atreva interpretar. Por lo tanto, no es de extrañar que muchas veces tengamos la sensación de que el humor puede ser un antídoto eficaz para soportar mejor la dureza que conlleva vivir una situación de crisis.

Hacer humor de las cosas no es complejo, incluso para algunas personas es una cualidad innata.  La clave es saber qué tipo de humor nos lleva a ser mejores personas y cuáles son las virtudes que el buen humor puede aportar para ayudarnos a desenvolver mejor frente a aquellas dificultades que implican entornos de crisis y transformación.

En este sentido, el humor positivo es aquel que nos sirve para afrontar de manera muy consciente las dificultades de la vida, desde un punto de vista crítico y a la vez constructivo. Es un humor que tiene como objetivo superar los obstáculos y al que no le importa reírse de la multitud de absurdos que la vida nos pone delante cada día. Es este humor el que actúa como facilitador de las relaciones interpersonales y que ayuda a construir también una red de relaciones positivas.

Las personas con este sentido del humor son a menudo irónicas e incisivas, pero tienen una especial sensibilidad para no herir ni ser ofensivas, lo cual las hace ser especialmente conciliadoras y dialogantes. Las personas que siembran a su alrededor este sentido del humor positivo tienen la capacidad de darle la vuelta a los problemas, romper situaciones inamovibles, doblegar las reglas sin que esto implique un conflicto y contrarrestar las relaciones más tóxicas. En resumen, son aquellas que dentro de un grupo transmiten energía y emociones positivas.

Reírnos de lo que nos hace más temerosos o de aquellas situaciones que generan incertidumbre no es una actitud infantil, sino, como dijo Freud, «el humor es la manifestación más alta de los mecanismos de adaptación del individuo» y por ello buscamos el humor como herramienta necesaria que nos ayude a vivir un poco mejor.  Por eso, ante una crisis en el ámbito sanitario, social y económica como la que ha generado el coronavirus, podemos utilizar el humor como herramienta de autodefensa, actuando éste como un refugio que nos ayuda a mejorar nuestro estado emocional y, en consecuencia, nuestro estado físico.

Otra virtud del humor positivo es que actúa como punto de unión entre las personas, ya que el humor es viral y contagioso, y empuja al individuo a compartirlo con los demás para encontrar una sintonía que gratifique mutuamente al grupo. Porque el humor no niega la realidad, sino que es un instrumento que nos ayuda a aceptarla e incluso a transformarla.

El humor positivo no frivoliza ni banaliza las situaciones, sino que es capaz de cambiar una realidad, por trágica que sea, en algo irónico, con la finalidad de reducir la tensión y la intensidad de la preocupación, por lo que ayuda a generar un sentido de unidad entre el grupo de personas que comparten esa situación.

De alguna manera, el sentido del humor, por sí solo no resuelve las situaciones, pero sirve para ayudar a digerir circunstancias difíciles, actúa como paliativo en situaciones que pueden ser dificultosas y largas de digerir. Recordamos la magnífica película «La vida es bella» del director Roberto Benigni, donde el sentido del humor es la herramienta que el padre utiliza para ocultar a su hijo del horror que se vive en un campo de exterminio nazi.

Si nos trasladamos al mundo laboral, el humor positivo enriquece el ambiente, lo hace más amigable y crea un entorno de complicidad y acogida que atrae y potencia la emprendeduría y la creatividad. El humor es capaz de reducir el estrés, mejorar la salud y potenciar las habilidades y capacidades de los trabajadores. Asimismo, refuerza los vínculos y sirve para fortalecer la motivación individual y grupal.

Los individuos prefieren trabajar en ambientes amigables que agresivos, razón por la cual el sentido del humor es un antídoto contra la toxicidad. Un ambiente de trabajo desenfadado y que potencie la capacidad de reírse de situaciones absurdas y de uno mismo, facilita la retención del talento y es generador del sentido de pertenencia.

Parece que el humor debería ser ajeno al mundo laboral. Cuando alguien ríe en su puesto de trabajo es sinónimo de falta de productividad. Pero nada más lejos de la realidad, el humor optimiza la comunicación interna, ya que a menudo puede suavizar la dureza o la negatividad que llevan implícitas algunas decisiones o comunicaciones que muchas veces son inevitables.

En definitiva, alimentar el buen humor en un sentido positivo en las situaciones más trágicas o difíciles, nos ayudará a mantener relaciones interpersonales más sólidas y duraderas, facilitando al mismo tiempo la creación de espacios de convivencia más humanos y gratificantes.

David MARTÍNEZ
Economista
Barcelona (España)
Septiembre de 2020

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