No emergió del suelo la casa,
emergió del tiempo y de la emoción
y son estos, sus progenitores,
quienes nos abren la puerta,
nos ponen la taza sobre el plato,
nos despiden tras la ventana
a una casa no se la puede demoler:
aunque separen cada átomo
de sus lindas y de sus baldosas
ella es el hogar de la memoria
y su fisiología estará inscrita hasta
en la manera en que sorbemos el agua
y depositamos el pie sobre el paso
por siempre.
Javier BUSTAMANTE ENRIQUEZ
Poeta
Ciudad de México, México
Abril de 2021