Lo que no podemos olvidar

Lo que no podemos olvidar

Fotografía: iStock by Getty Images

De la gran sabiduría de la antigüedad clásica, se pueden extraer valiosas lecciones para alcanzar la paz aquí y ahora.

Para superar la falta de paz, propia de vivir en la superficie de las cosas y del propio yo, es necesario penetrar en la interioridad. El autoconocimiento no es sólo el camino hacia la felicidad, sino también hacia la paz interior.

Sólo quien se conoce, sabe de qué está hecho y para qué está hecho; descubre el lugar que ocupa en el mundo y la tarea que debe realizar en cada momento. De esta manera, puede ponerse en camino para hacerla realidad.

Para superar la falta de paz en un mundo de continuados cambios y movimientos, cabe preguntarse por la unidad, clave de la integración de la pluralidad que nos rodea; ir más allá de aquello que es múltiple. La paz va ligada a la unidad y la unidad está más allá de lo que percibimos con los sentidos externos. Sólo la persona que trasciende la mirada inmediata y va más allá de lo que percibe empíricamente, descubre una unidad subterránea entre todos los seres.

Esta unidad es el fundamento de la paz. Entonces, las diferencias no son una excusa para pelearse, sino una fuente de riqueza, un motivo de gozo.

Para superar la falta de paz, es necesario ampliar continuamente el horizonte, caminar hacia la búsqueda de una visión de conjunto; trascender las partes hacia el Todo. En efecto, la paz sólo es posible si se tiene una mirada magnánima, que supera las pequeñeces de cada día y las pequeñeces de la vida cotidiana.

Es necesario entender, incluso, los pequeños conflictos, los pequeños sufrimientos como condiciones necesarias para la armonía global. En la naturaleza se observa este sufrimiento, pero ésta es una condición ineludible para su buena fisiología.

Para superar la falta de paz causada por las contradicciones de la vida diaria, en las relaciones humanas y en nuestro propio interior, es necesario buscar la armonía profunda. Es bueno darse cuenta de que los opuestos desempeñan su función en la armonía del conjunto. Es necesario que haya noche y día, frío y calor, sequedad y humedad, macho y hembra, positivo y negativo, porque el Todo se gesta y se mantiene a partir del encuentro dialéctico entre opuestos.

Sólo hay paz si se mira más de lejos y no centrados únicamente en una polaridad.

Francesc TORRALBA ROSELLÓ
Filósofo

Barcelona, España
Marzo de 2022

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