Entrevista a Assumpció Salat, psicóloga y diplomada en Enseñanza Primaria. Directora del centro de psicología y formación Ágape.
Assumpció Salat siempre ha tenido la inquietud de entender el porqué de la existencia humana, de las relaciones humanas, de los conflictos y del sufrimiento. Por eso, en su libro Llenarse de sabiduría hace esta propuesta humana, pero en la práctica ¿cómo nos llenamos de sabiduría?
Una vez en una conversación de amigos en un gimnasio oí cómo uno le decía al otro: «Mengano es un hombre muy sabio». Yo con curiosidad me acerqué para escuchar y sí se referían a la sabiduría intelectual, tener muchos conocimientos de todo tipo, geografía, historia, tecnología, etc., y yo pensé eso no es la sabiduría que yo busco.
¿Qué tipo de sabiduría buscabas?
La sabiduría de la que yo hablo en este libro es la ‘sabiduría’ de saber vivir la vida y la muerte, de saber afrontar los retos tanto de salud, como de relaciones, como económicos o los que tienen que ver con los cambios que se dan en nuestras vidas en todos los sentidos. Tener habilidades y conocimientos para saber afrontar estos aspectos de la vida es una parte muy importante de la sabiduría, y de eso hablo en mi libro.
¿Qué disposición debe haber, en este caso, por parte del lector para captar este tipo de sabiduría?
La disposición del lector debe ser la de querer aprender y la de creer que es posible afrontar la vida con mucha más armonía y con mejores resultados todos estos aspectos llamados: Relaciones humanas; Salud, energía y vitalidad; Cambios, incluida la muerte; Economía y recursos.
A mi entender, los problemas del ser humano en su vida siempre se encuentran en alguna de estas cuatro categorías. Por lo tanto, es necesaria la disposición interna de creer y pensar que no sabemos, que si tenemos dificultades y conflictos en estos aspectos de la vida quiere decir que nos faltan herramientas, habilidades y conocimientos, en definitiva, sabiduría.
En el libro dice que la sabiduría «es un estado que nos permite celebrar cada instante de nuestra vida en plenitud». ¿Cómo se consigue ante las dificultades, sufrimientos…?
Es verdad, el estado de plenitud es siempre un resultado, una consecuencia de una manera de afrontar y gestionar los hechos de la vida. La vida siempre nos plantea retos y si SABEMOS CÓMO HACERLO, si tenemos en nuestro interior los conocimientos adecuados o sabios, esto traerá como consecuencia el hecho de actuar y responder de manera sabia, y al hacerlo vivimos como resultado la paz, la plenitud, la armonía, el gozo de vivir. Entonces tenemos más ganas de tener una vida larga, muy larga, ya que la estamos disfrutando y no sufriendo.
En concreto, describe cuatro indicadores necesarios para mejorar nuestra vida. En primer lugar, habla de las relaciones humanas. ¿Cómo ejercitar este pilar tan básico para la convivencia humana?
Exactamente, los problemas mencionados, entre ellos las relaciones humanas se convierten a la vez en un indicador. Quiero decir que si yo puedo observar que a lo largo de los años, a medida que voy viviendo las relaciones humanas se hacen para mí más fáciles, más armoniosas, menos conflictivas, y cada vez siento que hay menos y menos personas que me sacan de quicio o alteran mi paz, eso quiere decir que voy bien, que estoy adquiriendo conocimientos de sabiduría, ya que la mejora de las relaciones humanas en mi vida es un indicador claro de mi crecimiento en sabiduría.
Para mejorar en este aspecto me hace falta hacer un cambio interno de percepción, un cambio de cómo veo a un ser humano. Normalmente hemos sido educados en ver y pensar que hay buenas y malas personas, aquí el cambio hacia la sabiduría es pensar que hay personas que saben más, que han aprendido más, que están más llenas de sabiduría y otras que están más atrasadas, que tienen menos conocimientos, que todavía no saben y hacen lo mejor que pueden y saben con los conocimientos y creencias que tienen en su interior. Cambiar esta manera de pensar, ya es un gran paso de sabiduría. La vida es una escuela, en la escuela hay alumnos y los alumnos tienen diferentes niveles de sabiduría, algunos están en cursos más avanzados y otros en cursos más atrasados.
En segundo lugar, habla de la salud, la energía y la vitalidad, ¿cómo mantenerlo?
Sí, la salud, ya hace mucho tiempo que la medicina ha asumido y demostrado que tiene mucho que ver con aspectos actitudinales y mentales. Es decir, hablamos de la psicosomática. De la gran relación que existe entre la manera de pensar y ver la vida y los resultados que obtenemos a nivel de salud.
Mira, hace poco tiempo un médico del Hospital Clínic de Barcelona me decía: «Los médicos sabemos poco y nos falta aprender mucho sobre la enfermedad del cáncer, ahora bien, algo que sí sabemos es que la actitud es un elemento clave en la recuperación del enfermo». Una sabia reflexión.
Pongamos un ejemplo, si yo pienso que hay personas malas que me quieren hacer daño y me quieren hacer sufrir y tienen la ‘culpa’ de todo mi malestar o sufrimiento, está claro que este pensamiento no ayuda a mi salud, no me ayuda a mantener el buen funcionamiento de mi cuerpo. Este pensamiento no es un pensamiento de sabiduría. Es un pensamiento que vamos e iremos cambiando a medida que nos vamos llenando de sabiduría.
En tercer lugar, trata sobre la parte económica, los recursos necesarios para vivir. ¿Es ésta una gran preocupación porque todavía vivimos desigualdades económicas y personas que no tienen los mínimos?
Sí, es verdad, hay personas que no tienen los mínimos para poder vivir. Ahora bien, el enfoque, en lugar de buscar culpables, más bien debería ser quizás otro. Pensar que, si una persona no tiene recursos económicos, no es fruto de su mala suerte, sino más bien una consecuencia de su falta de habilidades, conocimientos y herramientas para poder generar recursos. Por lo tanto, en el enfoque de la sabiduría, la EDUCACIÓN es un elemento clave. Se trata de destinar recursos a enseñar a educar a las personas para que tengan buenos resultados no solo en su economía sino también en las otras problemáticas que normalmente van asociadas a la pobreza económica, salud, adaptación a los cambios y relaciones humanas. Si observamos, veremos que en general cuando hay un problema económico también hay una dificultad para adaptarse a los cambios de la vida, a determinadas relaciones humanas, y a veces también problemas de salud.
Y, en cuarto lugar, sobre la adaptación a los cambios que se producen en la vida. ¿Cómo ejercer la flexibilidad tan necesaria para asumir los cambios?
Los cambios en nuestras vidas son para muchos de nosotros un reto difícil de asumir, quiero decir con esto que ver los cambios como una oportunidad de mejora y de aprendizaje no es a veces fácil. A menudo vemos los cambios de nuestras vidas como una desgracia, como una mala suerte, como un hecho que no debería pasar o de darse en nuestras vidas. Así son muchas las personas que ven como una injusticia o como una mala suerte el hecho de tener una enfermedad o el hecho de perder un trabajo, una separación matrimonial y toda una serie de cambios que tendemos a etiquetar como ‘malos’.
La visión de sabiduría es siempre la de ver los cambios como una oportunidad de aprendizaje, como un punto de salida para desarrollarnos interiormente con sabiduría, como una oportunidad de hacer un cambio interno de creencias, de ideas, de pensamientos. La sabiduría tiene mucho que ver con una mente flexible, una mente abierta, una mente científica, una mente que quiere comprobar, observar, verificar si cambiando los ‘mapas’ o paradigmas mentales cambia la realidad externa y se vuelve más armoniosa.
En el aprendizaje constante durante la vida hay muchos momentos y etapas diferentes, pero ¿cómo se acepta todo lo que toca vivir?
Lo que toca vivir es algo muy cambiante y depende en gran medida de nuestra manera de pensar, de nuestro ‘mapa’ mental. Pongo un ejemplo personal: Cuando yo tenía 32 años hice un viaje con el que era y había sido mi prometido, aunque habíamos tenido desde los 24 años, con idas y venidas, quiero decir con épocas en las que nos veíamos y tratábamos y otras en las que nos distanciábamos. A los 32 años en uno de estos reencuentros hicimos un viaje a Ámsterdam. Fue bonito, y cuando volvimos lo dejamos, tuvimos otra época de distanciamiento. Al cabo de muchos años cuando yo tenía 45 nos volvimos a reencontrar, él se había casado, tenía un hijo y hacía poco se había separado. En aquel encuentro él me confesó que cuando hicimos aquel viaje a Ámsterdam, él me quería pedir en matrimonio, pero no se atrevió, ya que me vio muy cambiada en actitudes y manera de ser, no era la chica que él había conocido y de la que se había enamorado.
En ese momento entendí que lo que nos toca vivir depende mucho de nosotros. Yo había hecho un cambio interno, un cambio de carácter, de manera de pensar y aquello cambió mi destino, lo que me tocaba vivir.
Sabemos que la vida es un continuo aprendizaje. ¿Cómo despertar el deseo de aprender, la curiosidad, la capacidad de sorprendernos…?
La vida es un continuo aprendizaje, es cierto, y una de las maneras que tiene la vida para empujar este aprendizaje y esas ganas de cambiar, de crecer, de adquirir nuevas herramientas y nuevos conocimientos es el SUFRIMIENTO. Es decir, el sufrimiento humano es el motor, lo que hace que muchas personas empiecen a buscar respuestas, empiecen a buscar ayudas, empiecen a leer libros, acudan a un psicólogo.
¿Vienen a usted, como psicóloga?
En mi trabajo las personas vienen a nosotros porque sufren, es entonces cuando tenemos la oportunidad de poder hacer y dar esa educación, estas herramientas, esos conocimientos de sabiduría. Si una persona está bien con sus resultados de vida, con los cuatro aspectos que hemos nombrado no busca el cambiar para aprender, cuando hay conflictos es cuando el ser humano se moviliza para poder disminuir o dejar de sufrir. Ojalá, que cuando estamos bien siguiéramos teniendo esas ganas de aprender, de mejorar. En el marco de la sabiduría el pensamiento es: «Cualquier situación o hecho en la vida de un ser humano por bien que sea, siempre es susceptible de ser mejorada».
¿Cómo se puede elaborar el propio plan pedagógico?
Hay que entender el plan pedagógico como estos hechos o cambios que se provocan en nuestras vidas y ante los que a menudo no vemos la relación causa-consecuencia, es decir, aquellos hechos en los que no nos vemos a nosotros como causantes de lo que nos pasa.
En algunas cosas entendemos y vemos la causa de lo que estamos viviendo, pero en otras ocasiones no la vemos, ni la entendemos. Cuando nos pasa esto, ver los cambios o situaciones que nos presenta la vida como un plan docente o pedagógico, es un elemento clave. En el fondo es decir: veo todo lo que pasa en mi vida como una oportunidad para aprender.
Ahora bien, está claro que cuanto mejor alumno uno sea y más aprenda, el plan pedagógico tenderá a hacerse más fácil, menos complicado. Cuanta más sabiduría acumulo en mi interior más fácil se hará para mí afrontar los cambios y situaciones que me plantea la vida ya que tengo muchas más herramientas. Por lo tanto, si queremos simplificar nuestro plan docente la clave está en crecer en sabiduría. Eso que digo lo he comprobado y verificado en mi vida, lo puedo decir con voz bien alta y segura.
También en su libro invita a ser personas competentes, en lugar de ser competitivos. ¿Qué quiere decir ser competente?
Un alumno o una persona competitiva es aquella que se compara con los demás, aquella que quiere ser mejor que el otro, tener más que el otro, más reconocimiento, más dinero, más sabiduría, más de todo, en definitiva.
En cambio, el competente no se compara con el otro con el fin de superarlo en tener o hacer más que el otro, sino que aprovecha y aprende del otro la manera o las maneras de mejorar en sus habilidades y conocimientos. El competente valora y busca el propio crecimiento y mejora, para estar cada día mejor y mejor en todos los aspectos y a la vez se alegra cuando ve que el otro quizás sabe más o tiene más de lo que sea. El competente pide ayuda al que sabe más o tiene más para poder mejorar.
¿Y un último consejo que favorezca el cultivar la sabiduría de la vida?
Aprender a valorar la vida que tenemos, el tiempo que tenemos aquí en este planeta Tierra para poder seguir aprendiendo y creciendo. Pensar que si sufrimos o nos sentimos aburridos de la vida quiere decir que no la estamos mirando con los ojos de la sabiduría. Una persona con sabiduría agradece y valora lo que pasa en su vida, ya que es siempre una oportunidad para poder seguir avanzando y creciendo. El sabio valora y agradece cada día en esta escuela que es la vida.
Assumpta SENDRA MESTRE
Periodista
Barcelona, España
Artículo publicado originalmente en la Revista RE num. 116, edición catalana