Tiempo

Tiempo

Decimos que somos temporales para insinuar que somos caducos, que dejaremos de existir tal y como nos contemplamos en este momento. Si somos tiempo, la materia prima que nos conforma también lo es: inteligencia, cuerpo y alma son tiempo. Todo yo soy tiempo.

La caducidad, pues, es sólo una gestualización de la eternidad. De ese Tiempo mayúsculo que nos confiere el don de la contemporaneidad.

 

El poema, lo es,
cuando puede ser
habitado por el silencio

cuando, desde la primer
palabra, nos convoca
a escuchar

cuando el punto final
nos viene a cerrar los párpados.

            * * *

No emergió del suelo la casa,
emergió del tiempo y de la emoción

y son estos –sus progenitores–
quienes nos abren la puerta,
nos ponen la taza sobre el plato,
nos despiden tras la ventana

a una casa no se la puede demoler,
aunque separen cada átomo
de sus lindas y de sus baldosas

ella es el hogar de la memoria
y su fisiología estará inscrita hasta
en la manera en que sorbamos el agua
y depositemos el pie sobre el paso

por siempre.

            * * *

Sostengo la mirada
como una flama
que vacila sobre sí,
mudando de forma
porque ella es constante alteridad

y esta manera de arder
–que altera–
alumbra aquello que mira:
recubriéndole de luz

descubriéndole en su sombra

(inevitable es mirar con parcialidad).

            * * *

La misma palabra
se articula diferente en cada labio

la emoción con que se exhala
difiere, incluso, con la hora del día o
la cualidad del recuerdo que la invoque

aún si repito cien veces tu nombre,
el vocablo se dilatará en gestos distintos.

            * * *

La oscuridad
levanta espacio sagrado:

vincula lo que soy con lo que Es

en tinieblas
la piel mira

y tienta misterio.

 

Tiempo. Edimurtra: Barcelona, 2022

Javier BUSTAMANTE ENRIQUEZ
Poeta
Ciudad de México (México)
Febrero de 2023

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