En la era moderna el hombre ha tenido, entre otras, dos grandes aspiraciones: la libertad y el progreso. A pesar de que, en algunos periodos de la historia, su búsqueda a significado grandes conflictos entre pueblos y naciones. Por todo ello el hombre ha buscado con ahínco el vivir en libertad y sin ataduras. Estos anhelos también han supuesto en muchas ocasiones la reflexión y la reivindicación para poder ejercer el derecho de esta libertad. Una libertad física, pero sobre todo interior.
Por otro lado, para el hombre, el progreso, la evolución y la innovación, ha sido otro de los motores que ha potenciado el crecimiento de las distintas sociedades. Así los descubrimientos han generado cambios importantes, como por ejemplo la rueda, la luz, la industrialización, la penicilina o la tecnología. Todos estos hechos fueron disruptivos en el momento de su aparición. Y no ha sido menor el impacto en el comportamiento de las personas y sociedades.
Si nos focalizamos en la tecnología, podremos ver cada vez con más asiduidad, la aparición de noticias sobre una de las tecnologías que más está avanzando, como es la Inteligencia Artificial, más conocido por sus siglas la IA. Han ido apareciendo distintos softwares como ChatGTP capaz de generar contenido tan solo con dos palabras clave, o Deep L que es capaz de traducir de manera instantánea un texto a 26 idiomas distintos, o Shyntesia que permite crear videos rápidos con avatares de IA. Así van apareciendo de manera exponencial muchas herramientas para reducir muchas de las tareas rutinarias que hacemos a diario.
Esta tecnología se ha expandido en todos los campos del conocimiento. Por lo que hoy escuchamos que una maquina ha operado la rodilla de una persona, o que un discurso público ha sido redactado por una aplicación de IA. Es más, a la vez que vamos leyendo este articulo podemos preguntarnos si la redacción de éste es fruto del ejercicio creativo de una persona, o ha sido redactado por una IA en unos breves segundos.
Como se puede comprobar el impacto de la IA, ya está generando cambios importantes en la manera de trabajar. También es cierto que todo impacto genera cambios de comportamiento, y de manera especial las IA, por tener aplicaciones muy distintas en diversos ámbitos de nuestro mundo, el sanitario, el financiero, el social…. Pero veamos algunos de los aspectos, a los que nos enfrenta este avance tecnológico.
La IA facilita el acceso universal a la formación, pero por otro lado, también la ciberseguridad y la protección contra el mal uso de la IA son aspectos cruciales para mantener la libertad y la confianza en estas tecnologías. Y también es cierto que debemos democratizar el uso de los ordenadores, para contribuir a una sociedad más justa y libre.
Todas las opiniones de los expertos en la materia coinciden en que el impacto mayor se dará en el ámbito táctico, instrumental, y no tanto en el estratégico y esencial, ni en la toma de decisiones. Por lo que podremos reemplazar tareas rutinarias, mecánicas, pero no las creativas. Por lo que deberemos seguir potenciando el talento de las personas, para la mejora de nuestras sociedades.
Una consecuencia directa es que podremos disfrutar de más tiempo, para destinarlo a otro tipo de tareas. Por lo tanto, no podemos menospreciar esta tecnología, pensando que somos de otra época, o que a nosotros no nos afecta, porque no es cierto. Si hacemos el ejercicio de llamar a alguna de las grandes compañías, veremos que las primeras consultas las hacemos hablando con inteligencia artificiales más o menos desarrolladas.
Por lo que es urgente, que en este marco actual encontremos el equilibrio adecuado entre el progreso tecnológico, y la privacidad de las personas. Además de aprovechar la oportunidad para cuestionarnos a qué dedicamos nuestro tiempo. Por lo que los anhelos de progreso y libertad deben poder aliarse en una misma dirección, para seguir teniendo espacios y personas libres e innovadoras.
Ignasi BATLLE MOLINA
Ingeniero
Barcelona, España
Septiembre de 2023
