Vivir sabiamente

Vivir sabiamente

Una mirada desde la Ecología Emocional

Fragmento del poema El primer coro de la roca de T.S. Eliot

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Conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud;
Conocimiento del habla, pero no del silencio;
Conocimiento de las palabras e ignorancia de la Palabra.
Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
Toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
Pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios.

¿Dónde está la vida que hemos perdido al vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?
Los ciclos celestiales en veinte siglos
Nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo.

Inicio este artículo con este bello poema de T. S. Eliot que nos hace cuestionar y reflexionar sobre el tema que nos ocupa. ¿Qué quiere decir ‘vivir sabiamente’?

«La persona que vive sabiamente
ilumina el camino de muchas otras personas.»
Imagen de Leroy Skalstad en Pixabay

En primer lugar, no tiene nada que ver con estar más o menos informados, o de disponer de más o menos conocimiento. No se trata de quién es o no superior intelectualmente, de quién es más inteligente a nivel cognitivo. El exceso de información o conocimiento que no se aplica, sólo nos lleva al desequilibrio y a la infelicidad. La sabiduría tiene más que ver con la bondad, ese ADN del corazón, esa inteligencia espiritual que nos trae equilibrio, salud y bienestar emocional.

Fijémonos en la palabra ‘vivir’. Se trata de un verbo, que quiere decir acción, que supone aplicar, hacer, aquello que contiene su significado. Pero indudablemente, hay muchas formas de conjugarlo. Se puede vivir vidas vegetativas, vidas desaprovechadas, vidas parásitas, vidas pasivas, vidas sin sentido, vidas destructivas… Y estas no son formas de vivir sabiamente.

Algunos requisitos para ‘vivir sabiamente’

√  Tener siempre muy presente que estamos de paso. Somos seres que habitamos provisionalmente el planeta y nuestra vida es sólo una chispa de luz dentro del relámpago del tiempo y la humanidad. Esta conciencia de mortalidad nos puede ayudar a relativizar los pequeños y los grandes problemas. Hoy estamos y, muy pronto, dejaremos de estar y este mundo continuará sin nosotros.

√  Entender que nada tiene tanta importancia pero todo es importante. Ser profundamente conscientes de que respiramos, del milagro de la existencia y de la belleza que nos rodea; de la posibilidad que tenemos, mientras estemos en este mundo, de ser útiles y reducir el sufrimiento de los demás; de hacer un entorno más habitable, más amable y bello.

√  Aceptar nuestra realidad y entender que somos constructores y la podemos mejorar. Tomar conciencia de la pérdida de tiempo que supone vivir ofendidos o insensibles a los demás y flexibilizar nuestras expectativas, dando espacio a la sorpresa y a lo imprevisto en nuestro guión de vida. Adaptarnos de forma inteligente, dejando de vivir enfadados cuando nuestros planes no se cumplen como queríamos.

√  Dejar aflorar la gratitud, la conciencia de que nuestra existencia es un don. Desde este sentimiento nuestra conducta estará conectada a la abundancia y a la bondad, actuando de forma más generosa con nosotros mismos y los demás, colaborando en la humanización de nuestra sociedad.

√  Dejar una huella luminosa en el corazón de otras personas. No es sabio vivir enfocados sólo en nosotros mismos; no lo es vivir de cara a la galería, ni vivir por lo estético olvidándonos de lo ético. La persona que vive sabiamente ilumina el camino de muchas otras personas, inspira, deja huella y se deja impregnar por todo lo bueno, bello y noble que emana de quienes le rodean. Amar, en definitiva.

Alguien que haya olvidado las palabras

Las palabras sirven para expresar ideas.
Cuando las ideas son adquiridas, las palabras son olvidadas.
¿Dónde puedo encontrar un hombre que haya olvidado palabras?
Con él es el único con el que quiero hablar.
                                                                            Chuang Tzu

«La sabiduría tiene más que ver con la bondad,
ese ADN del corazón, esa inteligencia espiritual
que nos trae equilibrio, salud y bienestar emocional.»
Imagen de 5598375 en Pixabay

Para mí vivir sabiamente supone practicar y aplicar ‘el arte de vivir’, orientado hacia la creatividad amorosa. Por eso he elegido conjugar todos los tiempos de este verbo, y hacerlo con conciencia.

Vivir sabiamente es ser consciente, habitar, existir, respirar, agradecer, acoger, consolar, escuchar, hablar, sembrar, recoger, sentir, pensar, hablar, cultivar, cuidar, proteger, acariciar, abrazar, enseñar, aprender, admirar, contemplar, cantar, perdonar, dar esperanza… es amar. Y todo eso, no son –o no deberían ser– sólo palabras.

Yo, quiero ser una persona que se impregne del profundo significado de cada una de las palabras que contiene el recipiente del VIVIR SABIAMENTE y las aplique cada día. Si lo hago así, una vez impregnada de su contenido, ya las podré olvidar porque ya serán parte de mí, y nunca más las podré perder.

María Mercè CONANGLA
psicóloga
@EcoEmocional
Barcelona, España

Artículo publicado originalmente en la Revista RE num. 116, edición catalana

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