Preludio a la siesta de un fauno

Preludio a la siesta de un fauno

Me gustaría comentar el Prélude à l’après-midi d’un faune, una gran obra musical de Claude Debussy, ya que en la evolución de la música occidental marca un hito histórico. Según Harry Halbreich «abre una nueva era ya que con ella comienza la música moderna».

Me refiero al impresionismo musical. Debussy (1862-1918) estuvo influenciado en sus primeros años por la música académica francesa, pero también por el exotismo de los gamelanes indonesios, el canto llano medieval y por el ragtime estadounidense. Al mismo tiempo en esa época era un ferviente admirador de Richard Wagner. Pero también buscaba algo nuevo en la expresión musical que encontró en los ambientes artísticos de la pintura impresionista francesa. Esta escuela pictórica derivaría, según algunos, de un cuadro de Claude Monet  titulado «Un amanecer en el mar» que llamó Une impresion. Según otros, derivaría de una cita de un catálogo de cuadros de Édouard Manet, exhibidos en 1867,  en la que  explicaba que la intención del pintor era dar «su impresión». En todo caso, esta escuela de pintura finisecular no buscaba en el arte la expresión de un tema o idea, sino más bien el sentimiento y las impresiones que el tema o la idea despertaban en el artista. Escuchando Debussy las discusiones de los pintores impresionistas, comprendió que estos artistas daban forma a lo que desde hacía mucho tiempo el mismo sentía  instintivamente. Sus ideas sobre pintura eran igualmente aplicables a la música. Los pintores impresionistas no plasmaban en sus telas imágenes objetivas, sino  una impresión exactamente controlada de los colores y la luz que veían sus ojos.

En 1891 Debussy conoció a Erik Satie, un músico bohemio que también le ayudó a definir mejor la búsqueda de su nueva música. Satie era un anti-wagneriano que se rebelaba contra esa música post-romántica alemana de formas tan amplias, de emociones tan excesivas, de superestructuras tan poderosas y de sensualidades inflamadas. Satie buscaba un arte de características francesas, más bien sencillo, refinado, espiritual y sobre todo  escueto, económico y sobrio. Las ideas de Satie fueron para Debussy el complemento de los principios enunciados por los pintores impresionistas y le proporcionaron recursos para crear su innovadora estética musical. En 1893 compuso el cuarteto en sol menor y un año más tarde el Prélude à l’apres-midi d’un faune  (Preludio a la siesta de un fauno), obras  con las que nació el nuevo concepto musical del impresionismo en música. Introdujo novedosas formas de armonía, tonalidad y de escritura orquestal basada en baños de sonoridades, en vez de melodías precisas y definidas. Fue el primero de los grandes pintores de la música. Oscar Thompson dice de él: «es el poeta de brumas y fuentes, nubes y lluvia; del crepúsculo y los rayos de sol que se filtran a través de las hojas; vivió hechizado por la luna y el mar, un alma perdida bajo un cielo tachonado de estrellas. Todos sus sentidos rindieron tributo a su inspiración musical. Tenía conciencia del perfume de un día de verano y podía imaginarse el aroma de una noche andaluza. Al transmutar la naturaleza en armonía, convirtió en sonidos sus propias emociones».

Fotografia: theredlist.com

El Preludio a la siesta de un fauno fue estrenado el 22 de diciembre de 1894. Dice Debussy de esta obra: «Es una ilustración muy libre del bello poema de Stéphane Mallarmé que describe los decorados sucesivos a través de los cuales se mueven los deseos y los sueños del Fauno (criatura silvestre mitad muchacho, mitad cabra) durante el calor de la siesta. Después, cansado de perseguir la huída temerosa de las ninfas y de las náyades, se deja vencer por el sueño embriagador repleto de ensueños al fin realizados».

La obra tiene una unidad formal, con un primer tema expuesto por la flauta sola que es el tema del Fauno; un segundo tema confiado al oboe al que sucede una melodía voluptuosa en un unísono de la madera, que se resuelve en un solo de violín muy dulcificado. El Preludio termina con una re-exposición abreviada del tema que parece evaporarse reducido a cuatro notas murmuradas por la flauta como el roce de una caricia.

Para amenizar el texto, en este enlace podréis escuchar el Preludio a la siesta de un fauno por la Orquesta Sinfónica de Boston dirigida por Leonard Bernstein. (12 minutos 49 segundos)

Xavier TORRES RIO
Veterinario
Caldes de Montbui (España)
Abril de 2017

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