Arte y fe: fe en el arte

Arte y fe: fe en el arte

Fotografía: Juan David Escorcia

El pasado 28 de septiembre se celebró el 65 aniversario de Jaume Aymar Ragolta y nos deleitaron, junto con su amigo Josep Bracons Clapés, y en el magnífico marco de Sant Jeroni de la Murtra, con un debate que buscaba poner en perspectiva el arte y la fe.

El tema habla de dos caminos, de dos vías del conocimiento que se van cruzando. Habla de caminos, de amistad, de belleza, de gozo.

Hay un camino común, de relación, pero también la existencia del arte separado de la fe.

El punto de partida de esta relación es el gran ciclo del arte occidental que comienza con el románico y lleva hasta el presente pasando por el punto de inflexión que es el barroco. Es un ciclo de libertad creadora, con gran capacidad de invención, de gran capacidad de emoción a través del arte y ello es posible porque desde el punto de vista de la fe, en un momento determinado, cuando se ha producido la crisis del mundo clásico y de la antigüedad clásica, el mundo entorno al Mediterráneo ha quedado dividido en tres grandes áreas culturales y religiosas: el islam en el Norte de África, que desconfía de las imágenes y rehúsa su uso. El mundo bizantino que, a partir del Concilio de Nicea, permite incorporar imágenes, pero con una codificación estricta, los iconos. En cambio, el cristianismo romano, adopta una actitud con las imágenes muy rica en matices, que permite la pedagogía de la fe y ello permitirá a los artistas poder desarrollar de una manera más libre su creatividad y potenciará un desarrollo extraordinario del arte.

Los caminos de peregrinación son una vía fundamental para ejercitar el arte y la pedagogía de la fe y es un punto de arranque del tema. Jaume cita a Segarra: «Camí, quina cosa més curta de dir i quina cosa més llarga de seguir».

Josep Bracons y Jaume Aymar

Cuando los caminos de peregrinación hacen su expansión se empieza a hacer escultura monumental en las portadas de las iglesias. Cuando el peregrino llega a Santiago y ve el pórtico de la Gloria le debe parecer que llega al cielo. Esta escultura monumental era la biblia de los iletrados, algunos no lo entendían, pero sí intuían el misterio.

¿Por qué hoy hay tanta gente que también hace el Camino de Santiago? Porqué es un ámbito de libertad, marcas tu horario, tu ritmo, vas ligero de equipaje. Qué bien que tanta gente haga el camino como experiencia de libertad y ver la libertad creadora de los artistas.

En el contexto de la Ilustración a finales del siglo XVIII, el desarrollo de la sociedad industrial y la cultura burguesa del siglo XIX, hacen que el uso preferente del arte en el ámbito religioso deje de serlo. Aparece una gran devoción por el arte, casi como una religión, el arte por el arte. Esta fe en el arte hace que su escaparate sean los museos. Así como la pedagogía de la fe sitúa el ámbito de creación artística en el entorno eclesiástico, la fe en el arte lo sitúa en los museos. Un modelo claro de este concepto del arte por el arte lo tenemos en Vincent Van Gogh, que vive el arte con pasión casi extrema, como si en ello le fuera la vida. En esta sociedad de fe en el arte, llega un momento en que se preguntan cómo se puede contrapesar fe y arte.

A finales del siglo XIX, ambos caminos se vuelven a cruzar y todos estos cambios se plasman en el Centro Artístico de Sant Lluc en Barcelona, cuya finalidad es contribuir desde el arte en la pedagogía de la fe. Un exponente claro es el pintor Joan Llimona que vive un proceso personal de conversión y quiere reflejarlo en sus cuadros y al buscar como consiliario al obispo Torres i Bages, este le convence de que el trabajo del artista no es hacer apología, ni moral, ni teología, sino plasmar la belleza de la creación. Este obispo supo respetar y potenciar a los artistas y se sentía muy cercano a ellos.

Del Círculo artístico de Sant Lluc salen personajes como Llimona, Torres García (gran apóstol de la abstracción en América del Sur), y Antoni Gaudí. Y dicho centro se convierte en el gran renovador del arte litúrgico en Catalunya, en la primera mitad del siglo XX.

La museología es un tema en debate, ¿cómo hacer que las visitas a museos sea algo más que ver cuadros? Lo importante es que las obras sean polisémicas. Todos tenemos un sentido de belleza y este dialoga con las obras de arte. Debemos fiarnos de la libertad de las personas para ir al encuentro de aquello que dialoga con su sensibilidad.

El arte contemporáneo es interesante porque nos plantea la idea de misterio, es un arte que no es explícito, que habla a través de símbolos, que habla más del vacío que de lo pleno, que habla a través de lo inmaterial: luz, espacio, focos, sombras… Miró, Tàpies, pretenden activar el pensamiento y la reflexión. Sus obras requieren de un entorno para favorecer la reflexión y la contemplación. Cada vez hay más artistas que piensan que la mejor manera de potenciar la percepción de su propio arte es la creación de capillas laicas. El concepto de capilla como espacio de introspección y encuentro con el arte, espacio de contemplación religiosa, o estética, lugar de abertura de la sensibilidad, de abertura del espíritu, de conexión con el mundo, de celebración de la belleza.

Estas capillas contemporáneas son buen ejemplo de los caminos del arte y de la fe y de la fe en el arte que son caminos que se van encontrando y que nos van acompañando y, sobre la base de la libertad, los podemos transitar y disfrutar hoy aquí de manera celebrativa.

En 1999 Juan Pablo II escribe una carta a los artistas diciendo que la Iglesia necesita de los artistas y estos también necesitan de la Iglesia.

Hasta aquí, ambos ponentes, eruditos, profesores y grandes amigos, han recorrido un camino que no tiene fin, pero que es interesante, que se puede ampliar y reprender en cualquier momento. No es un camino cerrado, si no abierto al futuro.

Assumpció RODÀ CORTEY
Profesora
Barcelona (España)
Enero de 2023 

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