No se olviden

No se olviden

Fotografía: Claudia Tzanis

En la conclusión de la Santa Misa en la Plaza de San Pedro, el 29 de setiembre de 2019, con motivo de la 105ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, y antes de rezar la oración del Ángelus, el Papa Francisco selló el cristiano acto de practicar la hospitalidad inaugurando esta obra del escultor Timothy Schmalz, inspirada en las palabras de la Carta a los Hebreos: «No se olviden de practicar la hospitalidad, ya que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a los ángeles». “Angels Unawares” (Ángeles desconocidos) es una escultura de bronce de tamaño natural que representa a un grupo de migrantes y refugiados de diferentes orígenes culturales y raciales y de diversos períodos históricos. Ellos están juntos, hombro con hombro, acurrucados en una balsa. Dentro de esta diversa multitud de personas, las alas de un ángel emergen del centro, sugiriendo la presencia de lo sagrado entre ellos. Esta escultura de bronce y arcilla representa a un grupo de migrantes de varias culturas y diferentes períodos históricos. “Quería esta obra de arte aquí en la Plaza de San Pedro para que recordara a todos el desafío evangélico de la acogida” anunciaba el papa Francisco.

Contrasta esta bella imagen de profundo significado con la realidad actual. Cuánto olvido en la práctica de la hospitalidad o de la solidaridad. Cuántos muertos en nuestros océanos, verdaderos cementerios invisibles de los que nunca lo lograron.

Y aun así seguimos cruzándonos con jóvenes, familias o mujeres solas que parten dejando un pasado de dolor, violencia y tanta necesidad que sin importar las reglas son capaces de atravesar océanos o caminar kilómetros por el sueño de recomenzar, o de ayudar a los que se han quedado con el corazón en la mano y con la ilusión de que todo podrá mejorar.

Los expertos señalan que uno de los factores de mayor estrés y angustia que pasan los seres humanos están: los duelos, las separaciones y los cambios de casa, que duda cabe que todas estas características las reúne el que emigra.

El estrés de enfrentarse a todo lo nuevo, a nada conocido, ni imaginable, ¿podrá tener casa? ¿Podrá conseguir trabajo, dinero, podrá…? ¿Podrá encontrar hospitalidad, un hogar?

Son contados los casos, y lleva años y bajo condiciones muy excepcionales para que alguien o algunos colectivos digan, yo no vuelvo más, por libre elección. Lamentablemente abundan los casos de quienes solo quieren trabajar y trabajar, para mandar dinero a sus casas, para reunir a los suyos, para cambiar sus realidades.

El “Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2022” de la OIM reporta que en el año 2020 había aproximadamente 281 millones de migrantes internacionales, una cifra que equivale al 3,6 % de la población mundial. Más del 40% de todos los migrantes internacionales del mundo en 2020 (115 millones) habían nacido en Asia, en su mayoría en la India (el principal país de origen), China, Bangladesh, Pakistán, Filipinas y Afganistán. México ocupaba el segundo lugar entre los países de origen y la Federación de Rusia el tercero.

Las restricciones a los viajes impuestas como consecuencia de la pandemia de COVID-19 podrían haber influido en las cifras de migración internacional en 2021. Sin embargo, el número de personas obligadas a abandonar sus hogares debido a los conflictos y la persecución creció hasta alcanzar cifras récord.

También pienso en los que lo lograron y si no fuera por tantos migrantes nuestra existencia quizás nunca hubiera sido posible.

Vuelvo a remirar la foto que tome en la plaza del Vaticano, repaso las caras de aquella magnifica escultura, caras de angustia, de pesar, de asombro, de un cansancio infinito, y sin querer pienso en mis antepasados, y también con los presentes para no ir tan lejos, se mezclan con rostros, con nombres, con historias actuales.

Personas concretas que tienen 3 empleos, que pasan sus días entre buses y combinaciones de metro, que soportan malos tratos de quienes desde posiciones de poder son en algunos casos causa de dolor e injusticias.

Por otra parte, hay también quienes ven su esfuerzo recompensarse y con satisfacción logran transferir o enviar por correo encomiendas llenas de insumos básicos.

Fotografía: Claudia Tzanis

Personas que tienen la fortuna de contar con un techo amigo, con una gestión, con organizaciones que colaboran cada día, sin ir más lejos Caritas que no se olvida que la hospitalidad no es solo techo y comida, es la ayuda en papeles, en promoción humana, en dignidad, en buen trato.

Y pienso en esos surtidores de agua, que están por toda Roma, agua que jamás se estanca, que corre gratis por toda la ciudad y siempre esta fresca, es sana y buena, para que cualquiera puede llenar su botella.

Y trato de no olvidar ser, en lo personal y como sociedad como esos surtidores que están para el peregrino, para el paseante, para mitigar la sed del turista, pero sobre todo para el migrante. Agua fresca que mitigue tanto dolor, tanto trabajo, tanto maltrato. Y desde un profundo anhelo quisiera no olvidar a aquellos ángeles que hoy han posibilitado nuestra existencia,

Solidariamente quisiera no ser agua estancada que sabe mal, que se pudre y no sirve para nada ni nadie. Que pareciera una burla para quien se acerca con la esperanza de agua viva.

No olvidemos la práctica de la solidaridad, es la manera de ser empáticos, conscientes y hospitalarios, de ser corresponsables con los presentes.

Claudia TZANIS EISSLER
Periodista
Santiago (Chile)
Mayo del 2023

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