Cada vez es más frecuente hacer pagos digitales que no implican movimiento de dinero físico. Esta forma de pago se aceleró durante la pandemia de 2020. Las empresas operaban telemáticamente y también muchos consumidores utilizaban tarjetas de crédito u otras formas de pago sin contacto como modo de evitar tocar monedas o billetes y así protegerse de contagios.
En algunos países emergentes de Asia[1] o de África[2] ya casi no se usa el papel moneda para transacciones corrientes. La ubicuidad de los móviles y el poder hacer traspasos por teléfono rápidos y a distancia han generalizado este tipo de transacciones.
Los gobiernos europeos actualmente están promoviendo estos tipos de pago como modo de que las transacciones queden informáticamente registradas y así poder ser sometidas a controles e inspecciones. En España por ejemplo ya está prohibido hacer pagos en dinero físico a partir de cierta cantidad de dinero[3]. Con ello se hace evidente que los gobiernos cada vez tienen más herramientas de control de los movimientos económicos.
La aparición de las criptomonedas hace más de diez años supuso un antes y un después en el panorama de los medios de pago. Se trata de monedas de carácter digital, no emitidas ni controladas por ningún país determinado. Esta moneda se crea y se almacena en la web, solo existe en internet. Para que tenga valor su cantidad debe ser escasa y por ello su creación (minería de criptomonedas) es muy costosa consumiendo infinidad de operaciones informáticas y gran cantidad de energía eléctrica.
Estas criptomonedas que escapaban al control de los gobiernos han sido la vía preferida de transacciones internacionales de blanqueo de dinero y ligadas a actividades delictivas. Los gobiernos primero trataron de perseguir esta nueva forma de pago pero ha ocurrido todo lo contrario, finalmente han sucumbido a las presiones de los inversores y hoy en día ya se han legalizado firmas de inversión en fondos de criptomonedas.
Incluso hubo un país, El Salvador, que en 2021 introdujo más de 100 millones de dólares en bitcoins como moneda de curso legal. Se adaptaron aplicaciones y sistemas de pago para que las pequeñas transacciones de cada día pudieran hacerse en esa moneda.
Los gobiernos en la actualidad han comprendido las posibilidades que puede ofrecer la adopción de estos sistemas digitales y están tratando de utilizar esta tecnología a su favor con las llamadas monedas digitales. Se trata de monedas de curso legal que no irán respaldadas o impresas en papel sino completamente digitales. Existen grandes dudas de los problemas que podrá crear, y esto de momento frena su introducción, pero a lo sumo es cuestión de 1 o 2 años.
Con las monedas digitales de curso legal el control que ejercerá el estado sobre los movimientos de los ciudadanos será ilimitado. Habrá que buscar maneras de limitar y contrarrestar ese control de modo que se salvaguarden las libertades de los ciudadanos. Este es un tema que no preocupa mucho en los países emergentes que han adoptado con entusiasmo los nuevos modos de pago que tanto progreso económico traen. Una vez más recaerá en la vieja Europa el definir los límites éticos al control de la circulación monetaria y construir una arquitectura legal adecuada.
Ramón SANTACANA
Doctor en economía y Profesor universitario emérito
Barcelona
Marzo de 2024
[1] FMI: India adopta el dinero móvil https://www.imf.org/-/media/Images/IMF/FANDD/hero/2022/September/digital-journeys-india.ashx?h=1080&w=2656&la=es
[2] Los pagos móviles no han conquistado Occidente… pero África sí
https://www.telefonica.com/es/sala-comunicacion/blog/los-pagos-moviles-no-han-conquistado-occidente-pero-africa-si/
[3] En España actualmente son 1000 € si una de las partes es una empresa. Si se incumple esta normativa están previstas multas equivalentes al 25% de la cantidad total de la transacción.