Cometas e instituciones

Cometas e instituciones

Hace poco tiempo, durante un acto en homenaje a José Luis Sampedro con motivo del centenario de su nacimiento, se glosaron algunos aspectos de su vida y de su obra con anécdotas y citas. Entre otras, la metáfora sencilla y bella que José Luis hacía de una cometa.

Puede parecer paradójico –solía decir con su proverbial perspicacia–, pero es así: las cometas vuelan por los aires porque las mantenemos sujetas con un hilo desde tierra. De no contar con esta atadura, la cometa dejaría de volar y se vendría abajo. Y es que la cuerda ata y facilita; coarta y, al mismo tiempo, permite; restringe y posibilita el vuelo. Son acciones tan necesarias como contrapuestas.

Como encontrados o contrapuestos son los sentimientos que nos despiertan las instituciones. Porque desconfiamos y despotricamos de ellas, pero, al mismo tiempo, las valoramos y necesitamos. “Nada es posible sin personas, pero nada es duradero sin instituciones”, nos recuerda Jean Monnet en sus Memorias. ¿Qué razones hay para que recelemos de algo que necesitamos? ¿Cómo es posible que sospechemos del tejido institucional (normas y organizaciones) que hemos construido a lo largo de la historia con el fin de regular nuestras aspiraciones y conductas?

Hugh Heclo, autor de la obra Pensar institucionalmente, ve en la actuación de las instituciones (en abstracto) y de sus dirigentes (en concreto) una fuente inagotable de motivos para la desconfianza. Oxfam y Bankia, la Federación Española de Fútbol y Unicef, el Palau de la Música y Watergate, casos antiguos y actuales, dentro y fuera de nuestras fronteras, en la política, la economía o en las organizaciones sin ánimo de lucro, no importa dónde y cuándo, son pésimos ejemplos que explican la desafección y el desánimo generalizados.

No solo son las malas prácticas lo que invita a la desafección; es también, y quizá, sobre todo, la desmemoria, es decir, el haber borrado del recuerdo los escenarios que dieron vida a las instituciones y las finalidades que justificaron su creación. Y así, el sentimiento de desapego hacia las instituciones vence a la necesidad que tenemos de su existencia. Casos por resolver, como es el del Senado de España, y casos perdidos, como fue la desaparición de las Cajas de Ahorro, una institución centenaria, ejemplifican lo que decimos.

A las malas prácticas que a diario ocupan las primeras páginas de los medios de comunicación, y al interesado olvido de la razón de ser de las instituciones que en su día creamos, hemos de añadir otra fuente de sospecha, la que Heclo denomina «desconfianza de base cultural». Cuando las instituciones coartan, limitan o entorpecen “el derecho a trazar y vivir el plan de vida que mejor nos convenga”, entonces, la desafección se viste de protesta. No tenemos más que recordar los episodios de las nevadas en el centro y norte de la península en los primeros días de 2018.

¿Cómo podemos combatir este abanico de causas? ¿Cómo podemos conseguir que la necesidad de una estructura institucional robusta sea una aspiración social compartida e ilusionante? La respuesta hoy en boga (a más transparencia, menos corrupción y disfunciones organizativas e institucionales) es tan necesaria como insuficiente. Porque no es lo mismo mejorar la transparencia de las organizaciones que mejorar las organizaciones de forma transparente.

Lo primero (el afán por mejorar los índices de transparencia) es un comienzo necesario (no hay avance sin métrica), con independencia de que muchas organizaciones se queden en el postureo. Lo segundo (hacer partícipes a los ciudadanos de cómo una institución se compromete a mejorar tal o cual disfunción detectada en sus principios, en sus procesos y servicios) supone aceptar sin reservas que las organizaciones humanas son espacios no solo de acontecimientos (pasados) sino también de compromisos para mejorar continuamente hacia el futuro.

 

Paz DE TORRES y Felipe GÓMEZ-PALLETE
Fundadores de la Asociación por la Calidad y Cultura Democráticas
y autores del documento conmemorativo del V Aniversario de la ACCD.
Abril de 2018

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