Una conciencia ecológica colectiva

Una conciencia ecológica colectiva

«… la Economía a escala humana del premio nobel alternativo
Manfred Max Neef propone revalorizar el crecimiento de la economía
y ponerlo al servicio del desarrollo humano sostenible,
no de los grandes capitales.»

Uno de los autores que ha estudiado el tema de la efectividad de la macroeconomía y el neoliberalismo es Joseph Stiglitz que diagnostica: «Si no bastó la crisis financiera del 2008 para darnos cuenta de que la desregulación de los mercados no funciona, debería bastarnos la crisis climática: el neoliberalismo provocará literalmente el fin de la civilización. Pero también está claro que los demagogos que quieren que demos la espalda a la ciencia y a la tolerancia, lo único que conseguirán es que las cosas empeoren. La única salida, la única manera de salvar el planeta y la civilización, es un renacimiento de la historia. Hemos de revivir la Ilustración y volver a comprometernos con honrar sus valores de libertad, respecto al conocimiento y democracia».

Este diagnóstico no da pistas sobre la enfermedad global que sufre el planeta sino que nos indica de donde proviene el virus. Pero lo que más llama la atención es que esta generación de ciudadanos en su conjunto se muestra preocupada por esta situación: el 54% de los españoles están preocupados por la situación actual que atraviesa la naturaleza, mientras que el 46% lo están por cambio climático.

Educación ambiental, entre otras urgencias

Hace unos meses juntamente con la Cátedra UNESCO de Sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Cataluña, trabajamos un proyecto denominado «Jóvenes, ciencia y ética» diseñado por la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación. Con esto quiero resaltar la Educación como instrumento hacia la sostenibilidad. Se realizaron talleres de trabajo en los que fuera posible convertir a los jóvenes en protagonistas y llevarlos a un escenario lleno de creatividad e innovación. Se les preguntó a ellos, que serán los que tendrán que lidiar con el problema, qué proponían para tomar decisiones más inteligentes que nos permitan proteger y no hacer más daño al planeta. De esta experiencia concluimos que, así como los jóvenes conocen los grandes retos climáticos y ambientales que enfrentamos, lo que necesitamos es entender que la Educación debe estar diseñada para encontrar soluciones concretas e innovadoras capaces de resolver problemas sociales y ambientales. Es decir, que la Educación sobre temas de sostenibilidad debe buscar replantearse y convertirla en una experiencia feliz y fructífera que busque incluir a los estudiantes dentro de las soluciones. Debe buscar configurar un pensamiento propositivo y proactivo y dar oportunidad a los chicos desde edades tempranas de formación, para que puedan crear, imaginar, ensayar, reinventar, corregir, validar y aplicar.

Educación y contexto como herramienta de análisis

Otra realidad que quiero compartir es el Sínodo de Obispos para la Región Panamazónica, celebrado en octubre de 2019, donde entrevisté y conversé con representantes de los pueblos indígenas. Explicaba Leila Gosh, representante indígena de la comunidad Guaraní situada en Mato Grosso del Sur, en Brasil, que la situación más difícil a la que se enfrentan en términos ambientales, paradoxalmente, no es la deforestación ni mucho menos la contaminación de fuentes hídricas, sino el desplazamiento forzado al que todos los pueblos indígenas de Brasil se han visto sometidos. Y no porque la tierra pertenece al indígena en el sentido económico y neoliberal, sino porque pertenece para su cuidado y preservación. También Jeremías Olivera do Santos, indígena de la comunidad Mura del estado del Amazonas, intervino para resumir que los tres grandes «diablos» del Amazonas —fue lo expresión que él mismo utilizó— son la ganadería y su reflejo en la deforestación, la agroindustria y la minería. Además, los 75 mil incendios en el Amazonas brasileño en ese año, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, son lo más importante.

«…hay que tener en cuenta la Economía Circular, que permite
que los residuos ingresen en la cadena de producción,
evitando de esta forma la producción desde cero…»

Estas conversaciones me plantearon unas preguntas, sobre todo por hacer una revalorización en el sentido de la propiedad, el consumo y la acumulación. Si cualquiera de ellos no está diseñado hacia un modelo de conservación, preservación y autosostenibilidad como lo proponen los indígenas, por supuesto que la Tierra, no podrá, por ella misma, soportar los cambios. Recordemos que sobrevivirá, a pesar nosotros, pero somos nosotros los que tenemos que reinventar nuestra relación con la madre Tierra y de esta forma sobrevivir.

Con esto podemos decir sin temor a reconocerlo, que es escasa la conciencia ecológica colectiva como seres humanos civilizados capaces de reorientar el rumbo del planeta. Quizás, y subrayo este quizás, desde la individualidad, nos hemos convertido en seres informados sobre la situación de la ecología de nuestro planeta. Pero nos falta sumar cada vez mejores acciones concretas y urgentes que nos lleven a mejorar su salud. Es decir, buscar soluciones en términos asociativos y colectivos.

Analizamos la salud del planeta más allá del virus. Es importante mencionar que no todos los seres humanos han sido estáticos ante la evidencia los hechos. En la cumbre de Cambio Climático del año 2015 en París, Obama dijo que esta generación es la primera en sufrir los efectos del cambio climático y la última que puede hacer algo. Por supuesto que la suma de acciones individuales, es sin lugar a dudas el eslabón de la cadena, pero no la única.

¡Existen soluciones!

La economía en la que nos encontramos es lineal, es decir, extraemos, producimos, usamos y convertimos en residuo. Cuando el ciudadano toma conciencia, por supuesto que esta línea de consumo se fractura y da paso a otras formas de organización social y desarrollo económico que, por fortuna, son muchas pero las desconocemos.

Para señalar algunas alternativas de producción y consumo: hay que tener en cuenta la Economía Circular, que propone permitir que los residuos ingresen en la cadena de producción, evitando de esta forma la producción desde cero y por lo tanto, la explotación de los recursos naturales. Esta ha sido incorporada dentro de la Unión Europea como nuevo modelo de desarrollo en el cual todas las naciones miembro le han dado prioridad.

Otras soluciones basadas en la Naturaleza. Un concepto cercano a la ingeniería, el diseño y la arquitectura que consiste en adaptar nuestro entorno actual mediante la observación de la naturaleza. Un ejemplo de ello es la infraestructura verde que se basa en la forma de construir, por ejemplo, de las abejas.

Existe también la Economía a escala humana del premio nobel alternativo Manfred Max Neef que propone revalorizar el crecimiento de la economía y ponerlo al servicio del desarrollo humano sostenible, no de los grandes capitales.

En definitiva, no tenemos que inventar nada nuevo para aprender a proteger nuestro planeta a la vez que disfrutamos de nuestra propia evolución tecnológica y comunicativa. Además, sabemos que el planeta ya no cuenta con suficientes recursos, pero también tenemos que comprender que este mensaje no nos debe dejar en la inacción ni nos debe llevar a convertirnos en sujetos pasivos de nuestra propia involución.

Juan David ESCORCIA
Periodista y educador
Publicado originalmente en Revista Re Catalán núm. 101 «Una mirada humana al Planeta»

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