Fundamentos de la caseidad

Fundamentos de la caseidad

En distintos artículos anteriores de esta misma sección hemos desarrollado aspectos de la caseidad, basándonos en el trabajo realizado por María Bori Soucheiron, quien plasmó parte de su experiencia vital en el trabajo que realizó con ocasión del Master en Pedagogía Hospitalaria a lo largo de la vida, de la Universidad de Barcelona, durante el 2018.

En él la autora presenta los beneficios de la caseidad para niños, niñas y jóvenes desde la óptica de las casas de acogida.

No obstante, lo anterior, la caseidad se ha convertido en una disciplina aplicable a todo ámbito en el que podamos encontrar sus condiciones que, a modo de recordatorio, diremos que son: habitabilidad, el ser humano es habitado y habitable y, desde esa condición, proporciona y recibe cobijo y abrigo y que todo acto hospitalario o acogedor tiene su origen en la misma naturaleza que compartimos. El desarrollo armónico, permite comprender el concepto caseidad desde el desarrollo progresivo y paulatino del ser humano e implica su crecimiento personal, lo que le permite llegar a sentirse seguro en la convivencia con otros propiciando ambientes saludables y, desde esta experiencia, hacer procesos de aprendizaje tanto en el plano cognitivo, como en otros aspectos emocionales y sociales. Aprender a ser, aprender a vivir juntos; aprender a actuar y aprender a conocer favorecen la convivencia pacífica y gozosa.

Ahora bien, la vida saludable, como uno más de los fundamentos de la caseidad nos remite a una finalidad vital: la salud integral entendida, más que como ausencia de enfermedad, como el despliegue de las potencialidades del ser humano que favorecen alcanzar la independencia, entendida como una forma de vivir autónoma, mas en constante relación sana y sanadora con el medio y consigo mismo, desplegando las propias capacidades de toma de decisiones, de compartir libremente los espacios vitales que habitamos y de gozarse de existir en consonancia con otros seres, especialmente con quienes comparten nuestra condición de seres humanos. La vida saludable apunta más allá de la consecución del bienestar propio. Es una cualidad de la caseidad que enseña, por una parte, a “ser casa para otro porque se tiene autonomía y capacidad de acogida desde el encuentro y el diálogo adulto” y, por otra, propicia el disfrute y el gozo de vivir en una casa con otros” por el gozo de compartir espacios de crecimiento mutuo y de encuentro entre seres que, en su base, comparten la  misma dignidad humana, dando cabida a la solidaridad, entendida como compartir el mismo suelo o, en este caso, “el mismo techo”.

La vida saludable, planteada desde el punto de vista de la caseidad, propicia el desarrollo de la felicidad personal, grupal y social porque, al establecer relaciones sanas también se afianzan la alegría y la paz que, en definitiva, manifiestan la adhesión a la vida como camino hacia la plenitud, aun cuando está presente dificultades en su devenir, porque es  la invitación a la aceptación gozosa de la realidad.

Soledad MATELUNA PÁEZ
Santiago de Chile
Diciembre de 2022

[1] Estudio del neologismo caseidad. Sus beneficios para niños, niñas y jóvenes en situación de enfermedad y sus familias. Una mirada desde las casas de acogida.

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