Un lugar para cada cosa…

Un lugar para cada cosa…

…y cada cosa en su sitio.

La buena convivencia entre las personas requiere una gran dosis de paciencia y esfuerzo, porque naturalmente los seres humanos generamos residuos, suciedad y desorden. Por lo tanto es necesario dedicar tiempo a limpiar, recoger y ordenar las cosas y los espacios a nuestro alrededor. Tanto los del espacio íntimo que es la casa, como el espacio urbano o rural compartido con otras personas. Es difícil conversar, trabajar, cocinar, reposar en un espacio sucio, desordenado, insalubre.

Pero… ¿por qué es importante el orden y la limpieza? ¿No sería más agradable la vida, más libre, si pudiéramos dejar las cosas como van estando, sin tener que limpiarlas y devolverlas a su sitio? ¿No se trata de una esclavitud?

La larga experiencia humana en el planeta nos ha mostrado que el orden y la limpieza son factores clave de la salud corporal (se evitan enfermedades con la higiene propia y de nuestras viviendas) y también mental: un espacio ordenado y limpio da sosiego, armoniza a la persona por dentro, es más bello que uno sucio y caótico. Este dedicar tiempo a la limpieza y el orden no debería convertirse en una esclavitud para nadie: cada persona habría de ser capaz de recoger y limpiar su propio desorden por un simple acto de libertad y coherencia.

El orden externo nos armoniza por dentro.

La capacidad de mantener ordenadas y limpias las casas, las escuelas, las tiendas, y también las calles y los parques, supone un esfuerzo de todos. Y suele delegarse la limpieza urbana en equipos pagados para ello. Pero cada persona debería contribuir a mantener limpios los espacios comunes. Esta limpieza es como el aceite del motor: evita roces y recalentamiento de la convivencia. Se trata de favorecer el surgimiento de la conversación, el encuentro, la acogida, la paz, el amor.

Por ello mismo, ordenar y limpiar no significa volverse esclavos del orden; las personas escrupulosas pueden llegar a estar obsesionadas y terminar poniendo a las personas al servicio del orden, en vez del orden al servicio de las personas, de su bien, de su serenidad, de su buena relación.

Un aspecto que ayuda a lograr este deseado espacio tan grato y deseable, es dedicar un tiempo para cada cosa, y cada cosa a su tiempo. El tiempo y el espacio van de la mano en la vida humana. ¡Nosotros somos tiempo y espacio! Ordenemos ambos, y nuestra experiencia vital compartida será más grata y pacificadora.

Febrero de 2023

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