Lo inédito es posible

Lo inédito es posible

Fotografía de Josep Alegre

La vida siempre encuentra ranuras para emerger y un buen modo de comprobarlo es con un paseo atento por el bosque. Pronto descubriremos que formamos parte de un latido envolvente en el que cada elemento encuentra su sitio y su ritmo, integrado en el gran organismo vivo. Pero es especialmente aleccionador contemplar presencias que rompen muchas suposiciones… Árboles que se agarran a la roca por la que nadie sabe cómo han germinado, brotes que aparecen en pedernales impenetrables, discretos retoños que se abren donde encoge la vida, pacientes animalillos que corretean en recorridos interminables, senderos que se aúpan por laderas imposibles, manantiales cristalinos que crean cauces generosos… ¡Cuántas revelaciones nos proporciona la naturaleza!

En el paso por el corazón de nuestra vida también tropezamos con situaciones inverosímiles y anómalas. Entre las más sobresalientes está el individualismo insistente que nos circunda en todas las dimensiones de la vida social, a pesar de que ser-los-unos-con-los-otros nos constituye como especie. El co-habitar como sociedad, interpela la apatía ante lo que ocurre a los otros o la consideración de que esta situación es normal, y pide restaurar los vínculos que permitan escuchar y acoger, cultivar la interdependencia, cooperar, confiar, converger, compartir… con la heterogeneidad. Nosotros somos la respuesta y el sentido. Somos corresponsables por naturaleza, de las relaciones con nosotros, con los demás y con el mundo. Y no solo por nosotros sino por la humanidad que dejaremos a las próximas generaciones.

Reconfigurar futuros

Fotografía de Josep Alegre

El progresivo deterioro en nuestro diverser nos convoca a buscar lo inédito como opción de salvamento. Necesitamos ciertas anclas críticas, fundantes y transversales, que nos saquen de las muletillas que nos hacen creer que pensamos. Los confusos lenguajes que nos llegan, muchas veces a través de la educación y los medios de información, nos dicen qué hacer, cuándo y cómo. Seleccionan, silencian y evitan maneras plurales de ser. Ante esta reducción semántica existen lenguajes alternos que responden a lo múltiple que somos y rescatan olvidos que desestabilizan y hacen más vulnerables. Necesitamos abrir caminos sin exclusión y homogeneización, e identificar los trayectos que nos orientan en dirección incluyente y heterogénea.

En nuestro mundo añoramos aquel ideal pedagógico-educativo de la paideia griega que era también un ideal de humanidad. Este puede ser un momento adecuado y oportuno, un tiempo kairós, para reconsiderar la idea de lo que somos y queremos ser. Este ideal educativo que nos impulse a replantear y restituir fértiles bases que nos hacen crecer. Hay valores inseparables en el espíritu humano que le enfocan a lo que debe ser, y está en la esencia misma de la comunidad el promoverlos. La educación, como la vida y sus manifestaciones en conjunto, han de explorar lo bello en su existir. El vivir juntos nuestras diversidades es desafiante, creativo e inteligente, también para la educación y la sociedad, en todos los momentos y situaciones.

Fotografía de Josep Alegre

Un latido envolvente

Lo que nos rodea nos embelesa y desearíamos hacerlo propio, pero cuando se trata de la persona del otro pensamos que perderemos si le damos un lugar en nuestras vidas. Esa cualidad de descubrir, conmover y ser fuera de nosotros, de aceptar el gen diverso que nos congrega y ser capaces de construir la alteridad que nos es innata, nos convierte en seres en despliegue, en relación, con las deficiencias y potencialidades que nos dan rostro. Pero a veces lo absurdo nos habita y ese sujeto multiplicado sigue ahí, donde lo dejamos, en sus quehaceres, en sus rutinas…, ansiando desplegarse. Instalados en la contradicción no dudamos en exigir al otro lo que nosotros no hemos entregado. El otro pide ser reconocido en sus diferencias y diversidades, y ser sacado del anonimato. Al otro solo podemos llegar proyectando nuestro ser innato universal.

En la sociedad actual, no se explora lo utópico. Es más cómodo seguir a un guía que domine los caminos. Es mejor no exponerse y caminar plagiando indicaciones. Vivir en lo diverso es activarse, entrelazarse, implicarse en la vida que nos incorpora a todos. Lo singular en lo biológico, mental, cultural… es signo y señal, no es condena sino fortuna, ¡es la sal de la vida! Olvidando al otro nos autodespreciamos, nos empequeñecemos, nos escaqueamos… La diversidad, la libertad, la igualdad, la equidad han de ser aptitudes permanentes. La empatía, la simpatía y la solidaridad han de empujarnos a construir redes de acogida. Es ahí, en ese latido envolvente, donde podemos y queremos estar y no donde la inercia nos arrastra. Hay que gestar lo inédito que se presenta en nuestro gen diverso.

Corresponsables por naturaleza

Fotografía de Josep Alegre

En el mundo negligente que estamos manejando nos sobran las preguntas incómodas, y si llegan las soslayamos con rapidez e incoherencia. Son respuestas maniatadas e incautadas, lejos de la clarividencia y el deseo. Como mucho las incorporamos como eslogan pero no se integran en la vida. Este vivir como un duplicado de pantalla nos empobrece. En un mundo que pretende unificar, la diversidad es un problema. Es más fácil pensar en lo universal que en lo diverso. En todo caso lo diverso ha de estar en la misma idea, el mismo pensamiento, la misma comunidad, el mismo guión…, porque el ser humano controlable y destinatario, es mejor que sea uno que diverso. Quedan territorios abiertos a la diversidad, la igualdad, la libertad, la existencia en todas sus formas… Porque el ser humano quiere ser un espacio abierto en multiverso, con capacidad de desarrollo y de apertura a las singularidades y diversidades, que nos abrazan en la armonía con los otros.

Necesitamos cultivar la interdependencia en el corazón de nuestra vida. Impulsar lo vital, fundante, extensivo y razonable de nuestro ser diverso. Esto exige pensar y desplegar múltiples maneras de vivir juntos, de abrirse a las cosas e intereses distintos, a implicarse para que la condición humana en todas sus diversidades sea una evidencia creíble. El itinerario entre lo habido y lo que debe llegar a ser ha de ser progresivo y nunca obstáculo por los contratiempos que se presenten. Reconocer, respetar y valorar todas las formas de vida y de humanidad, se facilita al ofrecer oportunidades abiertas, potenciando y cultivando las diversas aptitudes, vocaciones y estilos de convivir. Hay más de una versión de cohabitar que hemos de incorporar. Hay otras miradas a las que abrirse que nos llaman en el desarrollo consecuente de nuestra consanguinidad.

Fotografía de Josep Alegre

En la raíz de la vida

Lo humano que vamos habitando para estar en este mundo, nos integra y nos conjunta. Nuestro yo en despliegue se inscribe e integra en el desafío humano de vivir juntos, las diversidades, las inclusiones, las jerarquías… Desde esas cepas brota la savia. Ganamos en vitalidad con actitudes abiertas y flexibles, con el sentido múltiple de lo que somos y vivimos, con la voluntad y determinación por la equidad de todos, con dinámicas integradoras y respetuosas que posibilitan el encuentro en la diversidad… Son estilos de ser y estar ante los que no se puede ser indiferente. Y hay que estar vigilantes porque nuestras vidas son contiguas. Nos gusta ser únicos, distanciarnos de lo común, imponer nuestros criterios…, y en esas singularidades entusiastas germina la exclusión. Son estos dilemas del ser los que merman nuestra existencia.

No todas las letras sirven para la canción de una vida creativa. Necesitamos la sabiduría del corazón que se habitúa a observar, escuchar y vivir despierto. Hemos de tener una voluntad honesta enfocada en encontrar el bien, la verdad, la bondad… Una actitud que presta atención a las palabras y a las acciones, que invierte en las cosas y relaciones que duran, que busca la mejor solución posible para ayudar a los demás, que aplica el discernimiento a su vida para elegir los horizontes esperanzadores, que transformen nuestra manera de vivir y que abran a una nueva humanidad donde la diferencia, la variedad y la diversidad, son potencias que nos enriquecen y motores de crecimiento compartido. En ese vivir juntos, participando, cooperando, comprendiendo, viviendo el pluralismo y la paz…, haremos todo lo imposible para editar un nuevo existir mejor y más saludable para la comunidad. ¡Con el impulso de todos, lo inédito es posible!

Josep ALEGRE
Profesor, filólogo y educador socio-cultural
Barcelona, España
Mayo de 2023

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