El estrés y tu salud

El estrés y tu salud

El estrés es una palabra -y un estado de las personas- que acompaña a nuestra sociedad de manera habitual. Nos hemos acostumbrado a ella. Pero es importante saber qué es realmente el estrés y cómo impacta en nuestra salud, para poder gestionarlo mejor.

El origen del estrés puede estar en causas psicológicas, como un conflicto familiar, los problemas laborales, las dificultades en las relaciones sociales, los cambios en el estilo de vida. También pueden provocarlo agentes ambientales, como ruidos, vibraciones, radiaciones, temperaturas extremas, etc. durante un período largo de tiempo. Todo ello provoca cambios en el organismo, que se encuadran en la llamada respuesta fisiológica a situaciones de estrés.

En los años cincuenta, los estudios hechos en animales para tratar de analizar los mecanismos de esta respuesta demostraron que los estímulos estresantes activaban en el cerebro dos importantes circuitos neuronales, responsables de la liberación de sustancias que permitían al animal responder a los estímulos mencionados.

En concreto, ante una situación de estrés se pone en marcha por un lado el sistema nervioso simpático. La activación de este sistema prepara el organismo para responder ante una situación vivida como una amenaza. Se dilatan las pupilas, se abren los párpados, se activan las glándulas sudoríparas, se dilatan los vasos sanguíneos de las grandes masas musculares y se estrechan los vasos sanguíneos del resto del cuerpo, se incrementa la actividad del corazón que produce un mayor gasto cardíaco, se abren los bronquios para favorecer el paso del aire a los pulmones y se inhiben las secreciones en el sistema digestivo.

También el sistema nervioso simpático actúa sobre la médula adrenal, localizada en el polo superior de los riñones, favoreciendo la liberación de adrenalina y noradrenalina. Estas sustancias son hormonas y provocan que algunas partes del cuerpo respondan de la misma manera que el sistema nervioso simpático. Una vez en el torrente sanguíneo, sus efectos tardan  en desaparecer, motivo por el que algunas manifestaciones de estrés se prolongan en el tiempo.

El otro circuito implicado en la respuesta al estrés es el sistema endocrino hipofisario suprarrenal, responsable de que en la glándula hipofisaria se produzca la hormona ACTH, la cual a través de la sangre llega a la corteza suprarrenal que recubre la médula adrenal y provoca la liberación de glucocorticoides. Tanto la adrenalina, como la noradrenalina y los glucocorticoides son sustancias implicada en la producción de glucosa, indispensable en los organismos vivos para obtener energía. En definitiva, estos tres mediadores químicos son los causantes de los cambios físicos que se producen en el organismo ante situaciones de estrés, y que tienen por objeto preparar al individuo para la huída o el ataque.

Es importane destacar que la intensidad de respuesta al estrés pude variar dependiendo del estímulo y también de las estrategias que adopta el individuo a la hora de afrontar el estrés; se ha constatado una estrecha relación entre los agentes psicológicos favorecedores del estrés y los niveles de estos mediadores químicos.

Observaciones realizadas sobre la acción que estos mediadores ejercen en el origen de enfermedades físicas han mostrado cómo en los sujetos sometidos a mayor estrés previo a una intervención quirúrgica, la recuperación era más larga y las heridas tardaban más en cicatrizar. Además el estrés puede aumentar la vulnerabilidad a las enfermedades infecciosas. Este hallazgo abrió en los años ochenta un nuevo campo de investigación denominado psiconeuroinmunología, disciplina que se ocupa de estudiar las interacciones existentes entre los factores psicológicos, el sistema nervioso y el sistema inmunitario.

Los estímulos estresantes agudos o breves en el tiempo, como pueden ser hablar en público o una competición deportiva, ejercen una acción positiva sobre el sistema inmunitario; en cambio, situaciones estresantes de  larga duración lo pueden dañar gravemente. El estrés crónico pierde su sentido adaptativo y se convierte en un enemigo de la salud.

El estrés crónico pierde su sentido adaptativo
Fotografía de Peggy Marco en Pixabay

La función inmunitaria padece un deterioro en situaciones prolongadas de estrés, como son las que padecen los cuidadores que atienden personas con enfermedades crónicas o bien la exposición a entornos donde se viven conflictos familiares o laborales de manera constante y duradera.

En este daño están implicados, además del sistema hipofisario suprarrenal y el sistema simpático, los cambios en la alimentación, la mala calidad del sueño, la falta de ejercicio físico, hasta alguna veces el consumo de drogas, a las que hay una mayor predisposición en estas circunstancias.

Se puede concluir que son múltiples los mecanismos fisiológicos por los que los sistemas nervioso e inmunitario interactúan, y se ha comprobado en experimentos realizados con animales de laboratorio, los efectos nocivos del estrés crónico sobre la función inmunitaria, con predisposición a los procesos infecciosos.

¿Y qué sucede si quien sufre estrés de manera prolongada es una madre gestante? El feto también acusa el impacto. Avanza la investigación sobre los efectos adversos que el estrés prenatal genera en el desarrollo del sistema nervioso y endocrino. Se sabe que en los fetos cuyas madres habían estado expuestas a maltrato u otro tipo de estrés grave durante el embarazo, se apreciaban anomalías en el cerebro y en el sistema endocrino, y estaban más predispuestos a padecer procesos infecciosos.

Por el contrario, un entorno pacífico y acogedor favorece un desarrollo más saludable. Se realizó un interesante experimento de laboratorio con crías de rata en los primeros días de vida; se trataba de demostrar los efectos de las vivencias tempranas en el desarrollo de la respuesta al estrés. Para ello se acariciaba a las crías durante unos minutos al día; se observó que al crecer y al hacerse adultas estas crías mostraban una respuesta menor ante estímulos estresantes y sus niveles de glucocorticoides en sangre eran más bajos que en aquellas que no habían sido acariciadas.

En cambio, en aquellas crías de rata expuestas a una separación temprana de la madre se detectaba un nivel más alto de glucocorticoides en sangre y una repuesta al estrés más intensa, cuidaban peor a sus crías y generaban efectos adversos duraderos en la respuesta al estrés de la prole.

Estas breves consideraciones sobre los efectos del estrés en la salud pretenden favorecer el interés por conocer los procesos que tienen lugar en la respuesta de nuestro organismo ante situaciones de peligro físico y tensión psicológica; desean ser una invitación a incentivar la reflexión sobre las actitudes y comportamientos que se adquieren y conducen acumular estrés a lo largo de la vida.

Una propuesta deseable es dedicar un tiempo de sosiego diario para tomar conciencia de nuestro cuerpo, de la atención que le prestamos y de los cuidados y habilidades que aplicamos para apaciguar el sistema nervioso, afrontar las dificultades con mayor calma, prevenir el estrés y favorecer una óptima puesta a punto que responda a cualquier tipo de agente nocivo.

Remedios ORTIZ J.
Médico de familia
Madrid, abril 2024

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